jueves, 24 de octubre de 2013

El tonto del pueblo



Para este fin de semana os dejo esta historia de la que podremos sacar unas ideas muy interesantes
que nos ayudarán a ser, cada día, un poco más feliz.
Aspectos como:
  • ¿Es muy importante lo que los demás piensan de mi?
  • ¿Que una mayoría crea una cosa como cierta es realmente así?
Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo. Un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía de pequeñas dádivas y limosnas. Diariamente ellos llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una grande de 400 reales y otra menor, de 2000 reales. Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.

 Cierto día, alguien que observaba al grupo le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda mayor valía menos.
- “Lo sé”, respondió. “No soy tan tonto. Ya sé que la que cojo vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguecito acaba y no voy a ganar más mi moneda”.
Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
  •  Lo que piensa una mayoría de personas ni siempre implica que sea cierto y no estén errados.
  • Si un comportamiento me reporta algo bueno y positivo para mi, que más da lo que los demás piensen sobre mi.
Así, no nos dejemos llevar por lo que piensa una mayoría, "las mujeres son más guapas cuanto más delgadas están", " un hombre de verdad es duro", "tanto tienes, tanto vales"...
No necesitamos la aprobación de los otros para estar bien. Es agradable, me gusta, me hace sentir bien, pero no la necesito para estar bien. Esa sería una máxima de esta historia.
Pero la conclusión más interesante es: Podemos estar bien, aún cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, si no lo que uno piensa de sí mismo.
El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que aparenta ser inteligente.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

martes, 22 de octubre de 2013

ACEPTACIÓN CONDICIONAL Y ACEPTACIÓN INCONDICIONAL



Como habréis podido observar, todos estos aspectos que estoy desarrollando semana tras semana, a pesar de tratarlos de forma separada e independiente, están todos relacionados, es más, son interdependientes. Aunque durante la terapia psicológica se trabajen, con actividades específicas, el uno sin el otro difícilmente se pueden dar y además se alimentan y refuerzan unos a otros. Como ejemplo, es bastante improbable definirse como una persona tolerante pero con baja tolerancia a la frustración o tener una buena apertura mental pero tener muy claro siempre que está bien o que está mal.

Así, alegrémonos, esta interdependencia hace que los principales valores y principios que nos acercan cada día más a la felicidad se refuercen unos a otros por lo que, trabajando uno trabajaremos también los otros.

La aceptación incondicional es uno de esos principios que al asumirlos y esforzarnos por llevarla a cabo, harán que seamos más tolerantes, flexibles y aumente nuestra tolerancia a la frustración. Hemos de trabajar para conseguir que forme parte de nuestra filosofía de vida, que sea un factor importante a la hora de valorar cognitivamente los acontecimientos que nos sucedan en la vida.