jueves, 24 de septiembre de 2015

Más errores cognitivos

Siguiendo en la línea de un artículo anterior, paso a describir otro grupo de errores o sesgos cognitivos que nos hacen "pensar de forma errónea", lo cual nos puede generar molestias o problemas emocionales.

Razonamiento dicotómico. Consiste en evaluar una situación sin matices (bueno, malo; bien, mal; correcto, equivocado). En lugar de reconocer un continuo, la persona razona en términos de todo o nada y fuerzas sus evaluaciones en sistemas de dos categorías discretas y antagónicas.
  • Por ejemplo, persona que piensa que ser criticado es totalmente negativo; persona que piensa que las cosas se hacen perfectas o no se hacen.
Personalización. Consiste en pensar sin datos suficientes que ciertos sucesos están relacionados con
uno; la persona tiende a atribuirse fenómenos sin una base firme para hacer tal conexión.
  • Por ejemplo,la persona que piensa que la gente que tose durante su charla es porque su charla es aburrida; persona que piensa que unas malas notas de su hijo es muestra de que es un mal padre o una mala madre.

Razonamiento emocional. Consiste en considerar las emociones o sensaciones como prueba de que algo es verdad o va a suceder: “me siento un inútil, por tanto soy un inútil”, “me siento culpable, por lo tanto he hecho algo malo”, “me siento abrumando y desesperanzado, por la tanto mis problemas no tienen solución”, “siento que pueden despedirme, por lo tanto es probable que lo hagan”.

Imperativos categóricos. Consiste en pensar que uno mismo, los otros o las cosas deben o no deben actuar o ser de determinada manera; se establecen así normas absolutas y se cierra la posibilidad a otras opciones. Se sobrestima lo malo que es no cumplir estos imperativos. Cuando uno mismo no satisface esos imperativos, se genera vergüenza y culpa; cuando no los satisfacen los demás, frustración, ira y resentimiento.

Tal como indiqué, continúan siendo errores por exageración, por dar demasiada importancia a cosas que no la tienen. Preferimos coger el camino "fácil" que es evitar pensar y reflexionar sobre nuestra forma de pensar e intentar cambiarla, preferimos culpar al otro o al mundo de nuestros males y ponernos en el papel de víctima y así ser consolados por los otros, pues piensan que consolando a la persona la están ayudando y, en parte, es un error. Consolar a la persona que sufre es humano, ayuda al que sufre a sentirse querido, pero cuando ese sufrimiento es exagerado e injustificado, está basado en errores cognitivos.

Una separación, la pérdida de un trabajo, un discusión con mi pareja/hijo-a/ jefe, son situaciones
incómodas, desagradables o frustrantes, pero en absoluto catastróficas o terribles. Porque si valoramos estas situaciones como catastróficas o terribles, ¿cómo valoraríamos situaciones real y objetivamente más terribles, como una enfermedad terminal, una violación, un intento de asesinato, un secuestro, un abuso a menores o la pérdida de nuestra libertad de forma injusta?

En conclusión, exageramos. Exageramos la importancia de lo que nos pasa, y para contrarrestar esta forma de pensar hemos de utilizar argumentos que nos ayuden a relativizar la importancia de lo que nos pasa.

Tenemos baja tolerancia a la frustración, queremos las cosas ya, aquí y ahora. Exigimos que la cosas sean como nosotros queremos que sean y si no es así, estallamos!!!!

Abrirse a la realidad de mundo sería un buen ejemplo para conseguir argumentos que nos permitiese valorar en su justa medida aquello que nos sucede en la vida.

Es cierto, no es agradable tener que enfrentarse a una separación, sin embargo, existen miles de cosas en la vida de las que puedo disfrutar!!! Además, ¿qué es una separación comparado con que en otras sociedades del mundo, las mujeres no tienen ni voz ni voto, donde un hombre puede matar a su mujer si sospecha que le engaña y barbaridades de ese tipo? Es evidente, que desde este nuevo punto de vista, un separación es una minucia, ¿no crees?

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

lunes, 21 de septiembre de 2015

Según como...


Una prueba más de que construimos nuestro mundo, nuestro entorno. Depende de nosotros construir el mundo en que queremos vivir. No son necesarios grandes y espectaculares cambios. Con un pequeño cambio es más que suficiente para que la maquinaria se ponga en funcionamiento.
¿A qué esperas?

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

martes, 15 de septiembre de 2015

Vivir el presente

"Vivir el presente", "disfrutar del aquí y ahora", son consejos que escuchamos con mucha frecuencia. Pero, ¿qué significa realmente" vivir el ahora" o "disfrutar del momento presente"? Pues bien, hemos de distinguir entre la idea de disfrutar del aquí y ahora, de la idea del simple disfrute hedonista a corto plazo.

Por hedonismo a corto plazo entendemos la tendencia a buscar el placer inmediato y evitar todo aquello que nos genera molestia o dolor. Por su parte, una tendencia de los más sana y natural, pero no podemos perder de vista el futuro, el medio y largo plazo. No todo lo que nos aporta gratificación en el presente, nos aportará gratificación en un futuro.



Muchas personas piensan que hay que disfrutar del momento presente a tope, que a lo mejor, mañana están muertos y tienen su parte de razón, pero también puede darse el caso de que vivan muchos años, y al dejarse arrastrar por esa inmediatez, las consecuencias futuras no sean todo lo agradables que nos gustaría. Así que, a disfrutar con moderación de lo que nos gusta y es muy recomendable hacer un balance costo-beneficio de lo que hagamos a medio-largo plazo.
 “La immediatesa fa persones immadures, incapaces de postergar la gratificació i situades en l'exigència permanent. Nosaltres som temps, per tant, cóm el vivim, per a què el farem servir. Si tu ets temps, perquè no aprens a viure't?" Xavier Guix
(La inmediatez crea personas inmaduras, incapaces de postergar las gratificaciones y situadas en la exigencia permanente. Somos tiempo, por lo tanto, cómo lo vivimos, para qué lo utilizamos. Si eres tiempo, por qué no aprendes a vivirte?)
Me encanta el café, pero si todos los días me bebo dos litros, a largo plazo acabaré harto y aborreciéndolo y atacado de los nervios. Por eso, es preferible un par o tres cafés al día y disfrutar de todos ellos, y poder pasar muchos años más disfrutando del café.

Una cosa bien diferente es el disfrutar el aquí y el ahora. Consiste en centrar toda nuestra atención en aquello que estoy haciendo en el momento presente con la intención de apreciarlo y disfrutarlo intensamente. Poner los cinco sentidos y toda nuestra energía en lo que hacemos, en lo que nos ocupa en ese momento. Sin pensar en lo que pasó o hicimos ayer, ni en lo que tendremos que hacer dentro de un rato, en unas horas o de aquí unos días.


Por ejemplo, mientras redacto este artículo estoy completamente pendiente de él, de lo que escribo, de lo que trasmito y quiero trasmitir. Disfruto de este momento plenamente, y no puedo disfrutar igual si mientras pico la teclas de mi ordenador, estoy pensando que tengo que ir a recoger a mi hija, o qué imágenes puedo insertar en el artículo o cuando es el mejor momento para colgarlo.
Eso son tareas que tengo pendientes, apuntadas en mi lista de tareas y que según voy finalizando unas, comienzo otras.

Estamos capacitados para la multi-tarea, hacer varias cosas a la vez, pero corremos el riesgo de que la calidad de las mismas se resienta y con ella, el nivel de satisfacción por el trabajo realizado. Así que vivamos por la calidad y no por la cantidad.

Eso no significa que no podamos dedicar tiempo por ejemplo a planear una visita, un fin de semana o un proyecto, pero en el momento que estemos planificando esa tarea, debemos estar centrados al 100% en la planificación de esa tarea, en la actividad que estamos haciendo en ese momento preciso, que es planificar una acción futura, a medio o largo plazo.


Pero, ¿por qué es importante aprender a funcionar mentalmente de esa forma? No es sólo por el mero disfrute, que ya de por sí es un buen motivo, es principalmente, para evitar las interferencias que nos generan pensamientos de recuerdos pasados, que nos hacen sentir culpables, avergonzados o víctimas de lo que pasó hace tiempo o estar anticipando futuras desgracias que nos llena de ansiedad y no nos permiten vivir la vida.

Por lo tanto, si con trabajo, tesón y dedicación, logramos centrarnos en nuestro momento presente, reduciremos nuestra vulnerabilidad y debilidad emocional y menos tiempo pasaremos en el pasado sintiéndonos culpables, o ansiosos anticipando un futuro oscuro.

Así que, señal de buena salud mental es la capacidad de llevar a cabo cualquier tarea que estemos realizando en el momento presente (¿leer este artículo? jejejeje), con atención, plenitud, entusiasmo e intensidad. Es más saludable buscar el hedonismo a largo plazo, hedonismos en sentido amplio, en lugar de pensar solo en conseguir placer inmediato sin tener en cuenta las consecuencias negativas que puede tener en un futuro.

Haz lo que amas, ama lo que hagas
Toni Aznar