lunes, 28 de diciembre de 2015

Problemas de Amor


Los problemas de amor son los problemas que más vienen a las consultas de los psicólogos. Esos problemas de amor parten de ideas o creencias irracionales del tipo:

  • Necesito a alguien a mi lado que me quiera mucho para estar bien.
  • Si no tienes pareja eres un desgraciado.
  • Tu pareja te tiene que hacer megafeliz y eso no ocurre.
Pero lo que ocurre es que si tienes esta creencia en el caso de que tengas una pareja también vas a ser un desgraciado.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Enfados por Navidad

Durante las Fiestas de Navidad, se dan muchas situaciones agradables y entrañables, pero también aparecen conflictos propios de estas fiestas, donde la tradición se convierte en obligación, el deseo en necesidad y la demanda en exigencia.

Pero no desesperemos, es preferible entender estas situaciones como oportunidades para reflexionar sobre nuestras costumbres y revisar el grado de exigencia u obligación de estas festividades.


Pensar y creer que la familia que se junta por Navidad no es familia es tan erróneo como pensar que durante el resto del año la familia no tiene que verse o encontrarse. Una familia de lo más normal, se verá y juntará cuando les apetezca y les venga en gana. Verse por obligación y temor al enfado y represalias del resto de la familia hace que dichos encuentros no sean libres y naturales.

Quien se quiera enfadar que se enfade. y digo "quiera", porque, evidentemente, es una decisión personal hacerlo o no, por lo tanto, el “enfado de los familiares” es cosa de los familiares. Yo, cuando pasa algo que no me gusta procuro saber porqué pasa lo que pasa, a qué se debe y cómo lo podemos solucionar. pero no  me enfado. Ni siquiera mi hija de 4 años se enfada y si se enfada, le dura un suspiro.

Nadie es nadie para obligar a otros a hacer lo que ellos quieren. Pueden sugerir, pedir por favor, recomendar o insinuar, pero no obligar. Nuestra mente funciona así. El que no es cabezón, ante una orden se vuelve cabezón y ni hablemos de los que ya son cabezones por naturaleza. Cada uno tiene sus neuras, no os dejéis arrastrar por ellas.



Si yo tengo unos familiares que se enfadan mucho muchísimo por no celebrar la navidad con ellos, significa que solo se están preocupando por ellos, por cumplir sus deseos y parece que los míos no tienen cabida, por lo que no tiene mucho sentido reunir a la familia en esas condiciones. No será para nada terapéutico. Lo que si podemos hacer es presentar alternativas a esos encuentros tradicionales y quien se quiera apuntar que se apunte y quien no, no. Pero sin exigir ni obligar a nadie.

Esas neuras aparecen cuando transformamos un deseo (me gustaría que la familia se juntase para Navidad) en una necesidad (si la familia no se junta en ¨Navidad significa que no tengo una buena familia y por lo tanto no somos felices. Conclusión; necesito que la familia se junte por navidad para ser feliz, sí o sí) Pobre de aquel que contradiga esa orden!!!!

Contradecir una necesidad genera una gran ansiedad en la persona que la genera. Si  no lo consigue porque no lo consigue y si lo consigue, aparece el miedo a perderla. Por una o por otra, Por falta o por miedo a perderla, en ninguna de las dos situaciones podremos disfrutar plenamente de nuestra vida.

Por lo tanto, es mucho más conveniente desear las cosas tanto materiales como inmateriales, pero no necesitarlas como si fuesen la última gota de agua en el desierto.

"La vida se disfruta mucho más intensamente si la llenamos de deseos y la vaciamos de necesidades."
Haz lo que amas ama lo que hagas

Toni Aznar

lunes, 14 de diciembre de 2015

Fiestas de Navidad!!



Cada año la misma historia. Quejas, disgustos, obligaciones, exigencias de cara a las tan deseadas/temidas fiestas navideñas.  El desagrado llega has tal punto que incluso se bromea al respecto: "¿y las fiestas? ¿bien? ¿o en familia?"

Entonces, visto que hay un gran grupo de personas que no les apetece en absoluto disfrutar las fiestas navideñas como se ha hecho siempre, ¿por qué lo hacen?

Esa es la pregunta que yo lanzo y comienzan a dar sus argumentos al respecto.
  • Siempre se ha hecho así!!
  • Menudo enfado cogerían mis familiares!!!
  • Qué pensarían de mi!!!
  • Me sentiría muy mal conmigo mismo!!!!
Lo que pretendo con esas preguntas es detectar esos argumentos que sean irracionales. Y son irracionales todos aquellos que sean falsos por exagerados, inútiles porque no nos ayudan a solucionar el problema y, por último, también generan un gran malestar emocional.

Todos esos argumentos, en realidad, son escusas para no afrontar una realidad: desearía pasar mis vacaciones de navidad de forma diferente, pero...

...si rompo la tradición entonces...
...si hago enfadar a mis familiares entonces...
...si no hago lo que otros esperan de mi entonces...
...si me siento culpable entonces...

La mayoría de nuestras ideas irracionales siguen ese patrón: si XXX, entonces, XXX.

Una vez detectadas esas ideas irracionales tenemos que pasar a desmontarlas con argumentos de peso, convincentes y racionales y finalmente. Substituirlas por otras más racionales, realistas y adaptativas.

Si nos remontamos a la tradición, por ejemplo, encontraremos un momento en que “no se hacía como ahora”, por lo tanto, apelar a la tradición es una falsedad, desde el punto de vista científico. Sería más acertado decir que "desde el año XXX se viene celebrando esa festividad en nuestra familia". Pero incluso así, no es inamovible. Quizá fue una buena decisión entonces pero ¿quién puede asegurar que hoy en día aun lo sea?

 No existe ningún problema en el hecho de revisar los hábitos y las tradiciones, pues muchas veces se mantienen sin sentido alguno o sin adaptarse a las nuevas condiciones.

Cuenta una historia
 ...que el banco de un parque era custodiado por dos soldados de un cuartel militar cercano. Era vigilado día y noche, 24 horas al día durante todos los días de la semana y todos los días del año desde hacía más de 40 años. A pesar de que un gran número de diferentes cargos militares habían pasado por ese cuartel, nunca se habían preguntado el porqué de ese hecho.Un día, apareció un nuevo teniente que indagó entre los más antiguos del cuartel al respecto de la custodia al banco. respondían que "se había hecho de siempre, era una tradición en ese cuartel" o incluso, los más viejos, no recordaban el motivo. Insatisfecho con las respuestas, comenzó a investigar ordenes antiguas y descubrió, asombrado, el motivo de esa custodia. Un día de hace más de 40 años, ese banco fue pintado y para que nadie se sentase en él y se manchase, el cargo de turno, mandó custodiar el banco. Nadie más en 40 años se había cuestionado esa orden. Eso lo convirtió en “tradición”. 
Una fiesta como sería un encuentro navideño, desde mi perspectiva debe cumplir un requisito imprescindible: debe ser terapéutico (como todo en la vida, pero hoy hablamos de las cenas en familia). Es decir, debe aportar a las personas que asisten emociones, sensaciones y experiencias de satisfacción, de plenitud, de alegría, de paz y tranquilidad mental, que nos ayuden a sentirnos mejor, a ser personas más sanas, saludables y constructivas. Un encuentro que no cumpla ese requisito, no debería tener lugar.  Cuando se convierten en obligaciones, exigencias o requerimientos, estamos confundiendo la función de esas “quedadas familiares”.

Un leñador comenzó en su nuevo trabajo. Cogió su hacha y fue a talar árboles. Taló 25 en un día. Su capataz lo felicitó por tan buen trabajo. Al día siguiente volvió a su trabajo pero esta vez cortó 24 árboles, al día siguiente 23, 22, 21... Cada vez estaba más preocupado por la reducción de su rendimiento todo y que su capataz no le había hecho ningún comentario al respecto.
Pensó que para recuperar su rendimiento, debía dejar de hacer cosas para poder descansar más y mejor. Dejó de ver la tele con su mujer después de cenar, dejó de leer al irse a la cama, dejó de hacer el amor después de leer, pero su rendimiento no se recuperaba, es más continuaba descendiendo. 18, 17, 16, 15, 14... Su preocupación era tal que incluso comenzó a dormir en el aserradero, para no perder tiempo entre ir y volver de casa pero la cosa no mejoraba, 9, 8, 7 ,6, 5...
al final, totalmente consternado se acercó a su capataz y le comentó la situación. El capataz lo miró a los ojos y le hizo una sola pregunta: ¿Cuanto hace que no te paras para afilar tu hacha? A lo que el leñador contestó, como voy a afilar mi hacha si me paso el día cortando.


Es decir, cómo vamos a disfrutar de nuestra vida si nos pasamos el día “haciendo lo que no nos gusta, lo que no nos satisface” y no nos paramos a afilar el hacha, a hacer actividades “terapéuticas” que son las que se encargan de “afilarnos” el hacha.
Toda cena familiar de la cual no salgamos "afilados" es un sin sentido
Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar



viernes, 11 de diciembre de 2015

Reflexión de la vaca





Aquí tenéis la reflexión que yo he extraído de la fábula sobre la vaca de la entrada Dependencia.

Muchos tenemos alguna vaca que nos proporciona algún beneficio para nuestra supervivencia, pero que nos lleva a la rutina y nos hace dependientes de ella. Nuestro mundo se reduce a lo que la vaca nos brinda. Las vacas pueden ser creencias que nos frenan, miedos, que nos llevan a acomodarnos, a estancarnos..
Si sabes cual es tu vaca, no dudes en tirarla por el precipicio. Llegó el momento de pasar a la acción y salir del estancamiento que nos impone cuanto antes.

¿Coincidimos?

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

jueves, 3 de diciembre de 2015

Volar con los pies en la tierra




En ocasiones, para intentar estar mejor recurrimos al optimismo exagerado y nos intentamos creer cosas como “en esta vida todo me va a salir bien…, en esta vida todo me ocurre para bien…”. Este optimismo exagerado no es realista, porque seguro que durante nuestra vida en algún momento lo pasaremos mal, habrán cosas que no podremos cambiar y no nos quedará más remedio que aceptarlo.
Por lo tanto, hemos de promover un optimismos realista, el tocar con los pies en le suelo, y tal cono dice Ellis, "en el peor de los casos, podemos encontrar formas de hacer cosas valiosas en nuestra vida, por nosotros y por los demás, solo necesitamos estar vivos." ¿Qué os parece Stephen Hawking?, ¿Y Albert Casas ?


Una aceptación incondicional de la vida también comporta no negar la muerte. Esto es, entendre la muerte como un proceso natural, algo inevitable y que tenemos que aceptar sin remedio. Además, sabiendo que algo tiene un final nos ha de animar a disfrutar mucho más de cada buen momento y pensar que los malos, acaban pasando también. 
Pensad que la muerte es un estado neutro, sin dolor, no hay problemas ni preocupaciones, tampoco debe ser tan horrible, no?

Así que como no somos inmortales y podemos morir en cualquier momento, aceptemos lo que la vida nos presente e intentemos disfrutar al máximo.
Como no podemos controlar nuestro destino no vale la pena preocuparse.


 No somos tan importantes, no hay nada importante en esta vida, por lo tanto nos podemos relajar. En el momento que estamos preocupados o disgustados por algo es porque ya estamos dando excesiva importancia a ese acontecimiento que nos está pasando y lo que es más curioso a veces nos preocupamos por estar preocupados y aún la vamos liando más…, exageramos y exageramos… es un poco absurdo no?

El pensamiento racional que nos ayudará en esta situación es que la vida es muy corta y hemos de intentar estar lo mejor posible, siempre. Aceptemos que hay una parte de de nuestro destino que se escapa a nuestro control, por lo tanto, ¿de qué sirve angustiarse por ello? Solo conseguiremos perturbarnos de forma innecesaria y no lo lograremos cambiarlo. 

No conseguiremos nunca tener una vida 100% segura, llegará el día de nuestra muerte y todo se acabará.

Los monjes tibetanos trabajan esta impermanencia en el mundo, ese "estar de paso", a través de los mandalas. Las mandalas son complicadísimos dibujos realizados con granitos de arena de diferentes colores que les puede llevar semanas e incluso meses acabarlo. Una vez acabado, las exponen durante unos días y se lleva a cabo una ceremonia de disolución del mandala. 



Arrojan al viento los granitos de arena de los mandalas, con la intención de mostrar que las cosas de la vida no son tan importantes, que los logros, el estatus, la condición física, incluso la salud, no tienen tanta importancia como pensamos. 

Podemos disfrutar de ello, como si de un juego se tratase, pero es absurdo sufrir por ello.


 Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar