miércoles, 31 de diciembre de 2014

Perseverancia: el camino al éxito

Con la llegada del nuevo año, se nos presenta un buen momento para proponernos nuevos planes, objetivo o metas. Un aspecto que yo recomiendo trabajar como propósito para el nuevo año es reforzar nuestra perseverancia.

Hoy hablaré de la perseverancia y su importancia ya que para sorpresa de quienes creen que un intelecto poderoso es la clave para alcanzar las metas, psicólogos de la U. de Pensilvania (EE.UU.) han descubierto que el talento aporta el 25% del rendimiento de una persona: el resto lo hacen los rasgos de personalidad, la creatividad, el esfuerzo y un poco de suerte.

La perseverancia junto con la práctica nos ayudarán a forjarnos a nosotros mismos, a convertirnos en personas más fuertes y vibrantes para lo perseverar en la práctica y el entreno nos ayudará a ello tal como ya decía en su tiempo filósofos como Pitágoras, Sócrates, Platón, Diógenes o Epícteto. Esos si que eran filósofos de verdad ya que predicaban con el ejemplo, y vivían según sus enseñanzas. Como por ejemplo Pitágoras que vivía en comunidad compartiendo todos sus bienes, o Diógenes, que prefería comer cada día lentejas a ser sumiso y obediente.

Es tan alta la influencia de la perseverancia en la consecución de nuestras metas que psicólogos como Martin Seligman, del Centro de Psicología Positiva de la U. de Pensilvania, insisten que más que centrarse en detectar las habilidades y talentos naturales las personas deberían dedicarse a fortalecer la perseverancia y el coraje para llegar a sus metas, tanto en adultos como en niños y adolescentes.

Parece ser que diferentes estudios demuestran que existen tres elementos que garantizan nuestro éxitos según Joseph Renzulli, de la U. de Connecticut:  el compromiso con las metas (perseverancia y trabajo duro), la creatividad y las capacidades.
"La peseverancia es la virtud por la que todas las cosas dan su fruto" Arturo Graf
Entonces, ¿por qué socialmente se valora más el talento que la perseverancia? Porque se valora más el momento puntual en que tiene lugar la genialidad y no se tiene en cuenta todo el trabajo y esfuerzo que lleva aparejado ese resultado. Mozart relata el su diario que cada una de sus obras eran el resultado de meses y meses de duro trabajo hasta lograr en resultado deseado.

Perseverancia


El coraje para hacer frente a los desafíos también va de la mano de la persistencia a la hora de alcanzar el éxito en la vida. Según indica Angela Duckworth, plantearse a uno mismo ciertos límites y ver si se es capaz de superarlos suele ser un elemento altamente motivador. Existen la tendencia a evitar obstáculos en la vida, pero son esos obstáculos los que nos ayudarán a superarnos día a día y conseguir una mayor seguridad y confianza en nosotros mismos.

Asimismo, agrega, sólo quienes se enfocan en una meta son capaces de autodisciplinarse para lograr su cometido, tienen un objetivo en su vida, su vida cobra sentido, existe un motivo para vivir y trabajar, una dirección.

Esa meta, implica también una buena dosis de ambición, pero una ambición bien entendida, constructiva, que nos hará mejores personas, porque no ambicionamos ser mejores que nadie, simplemente, ser cada día mejor, superarnos constantemente, ser una persona cada vez más capaz.

Coraje


A esta tenacidad,unos psicólogos decidieron llamarlo coraje. Es esa actitud de buscar lo que se quiere y que no se detiene ante los obstáculos y es una características que ya psicólogos como Louis Terman, habían estudiado y detectado en diferentes seguimientos. Concretamente, Terman, siguió a un grupo de niños superdotados y descubrió que era la persistencia lo que diferenciaba a los exitosos y no sus talentos o habilidades.

Conclusión


Existen formas de labrarse y hacerse mejores, de aprender a disfrutar de la vida, pero pasan por el trabajo, pasan por entrenarse como si fuésemos diariamente al gimnasio o a la piscina.

Haz lo que amas ama lo que hagas

Toni Aznar

lunes, 15 de diciembre de 2014

El buscador

Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador.

Un buscador  es alguien que busca. No necesariamente es alguien que encuentra. Tampoco es alguien que sabe lo que está buscando. Es simplemente para quien su vida es una búsqueda.

Un día un buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Él había aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó Kammir, a lo lejos.Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada. Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Vale de celos


La mayor parte de la gente cree que los celos son un problema de inseguridad en uno mismo, de baja autoestima, pero está comprobado de que no es así. Los celos son un problema de excesiva monogamia.

Si pensamos que las relaciones sentimentales se sustentan ¡necesariamente! en la fidelidad, seremos hipercelosos. Esto es, sólo podremos disminuir los celos si somos capaces de aceptar que el sexo no es tan importante y que, por lo tanto, podríamos tolerar una infidelidad.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Nuestro diálogo interno

Hoy sólo os quiero dejar una cita de Epícteto (55-135), filósofo griego de la escuela filosófica del Estoicismo, corriente filosófica fundada por Zenón de Cítio (336 aC-264 aC).

Epícteto, pensaba que no eran los acontecimientos que nos suceden durante el día o a lo largo de nuestra vida los que nos provocaban malestar emocional (ira, tristeza, depresión, ansiedad...), sino que eran las cosas que nos decimos a nosotros mismos sobre lo que nos sucede lo que nos hace sufrir emocionalmente, es nuestro diálogo interno, con nosotros mismos, el que nos envía mensajes en función de lo que pensamos sobre lo sucedido, en función de cómo evaluamos un hecho, así nos afectará este hecho.


No es el comportamiento de una persona el que nos hace enfadar, es cómo juzgamos este comportamiento lo que nos hace enfadar. Si lo juzgamos como irrespetuoso hacia nosotros responderemos de forma defensiva hacia él.

En el siglo I de nuestra era tenían muy claro, que la creación de necesidades innecesarias nos hace sufrir inútilmente.

Cuando creemos que necesitamos determinadas cosas para se felices, si no las tenemos sufrimos por su falta, cuando las tenemos, también sufrimos, por miedo a perderlas, así, nunca seremos libres realmente, y mucho menos, felices.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar