lunes, 23 de enero de 2017

Nos separamos. ¿Y los niños?



Las consecuencias de la separación o divorcio en los niños no siempre tienen los mismos efectos, ya que estos varían en función de diferentes variables o factores.
Aspectos como el grado de conflicto de los padres antes de la separación, la calidad den vínculo emocional con los progenitores, el nivel socio-económico o los estilos de vida, hace que el impacto de la separación o divorcio difiera de un niño a otro.  
Respecto al niño, su edad, las explicaciones que puede recibir al respecto, si los niños mantienen o no relación con ambos progenitores..., afectará de una manera u otra a la salud emocional de los pequeños de la casa.

Por ello, diferentes profesionales recomiendan una serie de acciones a tener en cuenta a la hora de intentar reducir el impacto emocional negativo en las niñas y niños ante una separación. 

Jesús García Pérez, presidente de la Sociedad Española de Pediatría Social, recomienda:

  • Exprésale tu cariño constantemente y habla con ellos todas las veces que sea necesario de forma clara y honesta, escuchándoles bien y comprobando que no les queda ninguna duda.
  • Dedique al menos unos minutos para estar con sus hijos, preferentemente haciendo algo que les guste.
  • Recuérdeles que no tienen la culpa de la separación, y que tampoco pueden hacer nada para unirles de nuevo.

  • Observe los cambios de conducta que puedan tener.
  • Mantenga la misma estructura, límites y disciplina de siempre, pues esto les dará tranquilidad y seguridad.
  • Apoye las relaciones de sus hijos con la familia de su ex pareja, a menos que sean perjudiciales para ellos.
  • Busque ayuda en familiares y amigos para manejar las emociones.
  • Cuanto mejor esté con su ex pareja, mejor se encontrarán los niños.
  • No deje que su hijo esté en mitad del conflicto, ni mucho menos que sea un árbitro.


  • No hable mal de su ex pareja delante de ellos.
  • No use a sus hijos para averiguar cosas de su ex pareja.
  • No compita con su ex pareja por el amor de sus hijos.
  • No se refugie en los niños para sentirse mejor (si necesita hablar, busque un amigo, no use a los niños como confidentes).
  • No les mienta ni les engañe, en este momento, deben saber que pueden confiar en usted.
Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

lunes, 16 de enero de 2017

Adicciones y tolerancia a la frustración




Nuestro lenguaje, en muchas ocasiones nos induce a error. Cuando decimos que algo es adictivo, la verdad es que pocas cosas son adictivas en sí mismas, si acaso, es la persona que tiene una personalidad adictiva, ya que, en cualquier caso, el ser humano tiene la capacidad de controlar sus impulsos, si aprende a hacerlo como demuestran miles de casos en que las personas han aprendido a controlar sus impulsos, como son los exalcohólicos, exfumadores o extoxicómanos, etc.
"La baja tolerancia a la frustración es siempre el rasgo más típico y consistente en persona con problemas de adición" 

Si a eso le sumamos la falta de habilidades sociales para enfrentar las cosas de la vida, es probable que la ansiedad que le genera la situación le obligue a evitarla y huir y una manera de hacerlo sea el alcohol, con el que se desinhibe, se tranquiliza y puede disfrutar de sus relaciones con los demás. 




Con el consume de alcohol, aparece un problema añadido: el síndrome de abstinencia, que debido a su baja tolerancia al sufrimiento se ve magnificado, no lo puede soportar y bebe, no ya para sentirse bien con los demás, sino para no sentirse tan mal. Es un callejón sin salida, cuanto más bebe, más sufre y a mayor sufrimiento mayor deseo de evitarlo. Paradójicamente, aquello que causa el dolor es lo mismo que lo alivia. Por eso para el adicto es tan difícil escapar de su adicción.

Adictos al tabaco


Los fumadores son distintos, pues los cambios fisiológicos producidos en el organismo por el tabaco desaparecen al cabo de una semana aproximadamente sin fumar. Por lo que en una semana, el cuerpo del fumador vuelve a la normalidad y debería poder superar su adicción en un mes tranquilamente, pero no es así. 
Aún se conserva el hábito, que no es otra cosa que la falta de controlar un impulso repetido cientos de veces y desencadenado por multitud de estímulos ambientales como comer, tomar café o beber alcohol.



 Así, a menor tolerancia a la frustración mayor dificultad para dejar de fumar. Es una molestia demasiado grande que muchos no están dispuestos a soportar. Centrados más en el ahora, en satisfacer el deseo del momento, prefieren no pensar en las consecuencia a largo plazo, que es un pensamiento que produce malestar.

El juego patológico


Los ludópatas piensan a menudo en el juego: hacen planes, idean nuevos modos de jugar, piensan en las deudas contraídas, en cómo recuperar el dinero perdido, etc. Suelen ocultar a los demás el alcance de su implicación en el juego y algunos cometen actos delictivos para conseguir el dinero que necesitan.




Utilizan el juego como una forma de escapar de los problemas y sentirse mejor, aliviando de ese modo sentimientos negativos como tristeza, culpa, o cualquier otra emoción que no quieren sentir. Cuando ganan alardean de sus victorias, su autoestima aumenta, se sienten bien y se olvidan de todo lo demás. El juego llena sus vidas y su mente y no deja sitio para los problemas que puedan tener y que les están causando un dolor que no quieren sentir y para el que no encuentran otro modo de escapar.

Desorden explosivo intermitente



 Cuando las cosas no salen como desea, la baja tolerancia a la frustración en los adultos puede desencadenar comportamientos  estallidos agresivos de una intensidad desproporcionada que provoca daños a la propiedad o a otras personas. 
En contraste con otras acciones violentas o agresivas, los episodios belicosos no son planificados.
Pueden tomar la forma de "arranques" o "arrebatos" de ira, con síntomas de inicio de minutos a horas antes de pasar a la acción.
La Baja Tolerancia a la Frustación (BTF) lo magnifica todo. Una pequeña ofensa es algo intolerable y da lugar a una rabia exagerada. Para librarse de ella, destroza y golpea, lo cual le proporciona alivio. Después, no se hace responsable de sus actos y culpa a la víctima o a las circunstancias. De este modo se libra de tener que soportar el sentimiento de culpa, lo cual, a su vez, impide todo cambio.

El tratamiento para estas personas suele consistir en técnicas de autocontrol, técnicas para el manejo del estrés y terapia cognitiva para modificar las creencia irracional que desencadenan su conducta violenta y que los llevan a no admitir responsabilidad alguna, como: “son los demás los que me hacen actuar así” o “si me caso con alguien es para siempre y la otra persona no tiene derecho a separarse”. Modificar estas ideas y lograr que admitan que son responsables de sus actos es fundamental de cara al tratamiento. 

Automutilación




Se trata de personas que se dañan a sí mismas de forma intencionada mediante cortes, quemaduras, golpes, etc. Es más frecuente en mujeres y en personas que han sufrido algún trauma en la infancia, como abusos, muerte de un padre, etc. Suelen ser personas perfeccionistas, insatisfechas con su apariencia física y con dificultades pare expresar y controlar sus emociones. El desencadenante más típico es el rechazo de su pareja o de uno de sus padres. En estas ocasiones sienten un dolor emocional muy intenso que no son capaces de soportar y que alivian a través del dolor físico que sí pueden controlar y que suprime todo lo demás. En algunos casos va a más, con cortes cada vez más profundos hasta llegar al suicidio. Suelen describir este comportamiento como adictivo.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

lunes, 2 de enero de 2017

Inteligencia Emocional en el trabajo



Las emociones surgen como reacción a la interpretación personal que hacemos de un hecho o acontecimiento tanto externo como interno. Las emociones, a su vez, generan sentimientos que sirven como mecanismo comunicativo afectando al pensamiento y a las acciones de la persona.

Entre las emociones más frecuentes en el trabajo, podemos encontrar: la satisfacción, el entusiasmo, la confianza, la alegría, el pesimismo, el enojo, la desesperación, el orgullo, el miedo, la decepción, la ansiedad, la preocupación, la frustración, la incertidumbre, la culpa, la tristeza y muchas otras.

 Los eventos están exentos de significado emocional, somos nosotros que tras nuestra interpretación damos significado emocional y en ocasiones podemos distorsionar la realidad. Gestionar nuestras emociones no consiste en hacerlas desaparecer, consiste en entenderlas, regularlas y canalizarlas dirigiendo las situaciones a nuestro beneficio y el de la organización, por lo tanto, las emociones, no son ni positivas ni negativas, sino que depende de como se gestionen para sacarles provecho o no.


La correcta gestión emocional evita problemas en la comunicación, conserva y preserva las relaciones sociales, ayuda a prevenir conflictos y en el caso de que se den, ayuda a resolverlos. Sin una adecuada gestión de la emociones, puede dar lugar a problemas de desempeño y afectar de forma negativa a la productividad de la organización.

Como ya he dicho, las emociones y sentimientos afectan a los pensamientos y comportamientos de las personas, por lo tanto, si por ejemplo estamos enojados en el contexto del trabajo las personas que saben manejar el enojo en la empresa son mucho más exitosos que los que no saben hacerlo, ya que ésta puede llegar a ser una emoción muy destructiva y crear el llamado “efecto enojo” que influye negativamente en el clima laboral. El enfado afecta de forma negativa a la memoria, a la creatividad y la concentración se debilita, los pensamientos se transforman en acusatorios, exagerados, rígidos; se asume todo como un hecho, nos volvemos irracionales. Puede manifestarse con retrasos diarios, sabotear a un colega, convertirlo en rival y desechar ideas de compañeros de equipo.

"Organización 2.0 no pienso en una empresa con presencia y actividad en redes sociales, sino en un modelo de gestión caracterizado por una serie de atributos como: transparencia, participación, colaboración, innovación abierta en red, capacidad conversadora y espíritu (agilidad, informalidad, autenticidad, integridad, añadir valor genuino)." Andrés Ortega

Millones de personas experimentan los efectos dolorosos del enfado o el malestar, a través de enfermedades cardiovasculares, depresión, baja autoestima, migraña, alcoholismo, adicciones a drogas, baja productividad laboral y estrés crónico. Por esto, es muy importante concienciar a las empresas sobre el impacto favorable que podría tener desarrollar este tipo de inteligencia en su gente.


  Cómo se sienten los individuos, que emociones albergan, tiene un impacto muy importante en su comportamiento laboral

 Los sentimientos son un factor muy importante en el mundo de la empresa, aunque se tienda a pensar que no es así, ya que todos tenemos sentimientos y es una necesidad relacionarse, especialmente cuando consideramos la cantidad de tiempo que invertimos en el medio laboral.

Cada vez que los sentimientos son ignorados o minimizados, nos invade, la frustración, la desesperación, desconectamos, incomprendidos, enfadados, infravalorados…



Así, las organizaciones son el lugar perfecto para implantar las competencias de la Inteligencia Emocional, pues el ámbito laboral tiene un papel muy importante en la vida de las personas, por lo que nuestro estado anímico y emocional afecta de forma importante a la vida laboral y mejorando el Capital Emocional de la organización, aumentaremos, la motivación, la claridad de la misión, el compromiso con los objetivos de la empresa, lo que dará lugar a  un incremento de la satisfacción personal y de la productividad, ya que mejorará el clima laboral y se reducirá el absentismo y la rotación de personal.

Si mejora la autoestima de los individuos, habrá una mejor disposición y flexibilidad hacia los cambios por un mejor manejo de los miedos y de la incertidumbre. Con este panorama, gestionar cambios de cultura de empresas por fusiones será mucho más ágil y efectivo. 




que el Capital Emocional en la organización es importante es indiscutible y puede convertirse en una fuente de energía positiva o negativa; esto dependerá de la Inteligencia Emocional de la gente.

 Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar