Las emociones surgen como reacción a la interpretación personal que hacemos de un hecho o acontecimiento tanto externo como interno. Las emociones, a su vez, generan sentimientos que sirven como mecanismo comunicativo afectando al pensamiento y a las acciones de la persona.
Entre las emociones más frecuentes en el trabajo, podemos encontrar: la satisfacción, el entusiasmo, la confianza, la alegría, el pesimismo, el enojo, la desesperación, el orgullo, el miedo, la decepción, la ansiedad, la preocupación, la frustración, la incertidumbre, la culpa, la tristeza y muchas otras.
Los eventos están exentos de significado emocional, somos nosotros que tras nuestra interpretación damos significado emocional y en ocasiones podemos distorsionar la realidad. Gestionar nuestras emociones no consiste en hacerlas desaparecer, consiste en entenderlas, regularlas y canalizarlas dirigiendo las situaciones a nuestro beneficio y el de la organización, por lo tanto, las emociones, no son ni positivas ni negativas, sino que depende de como se gestionen para sacarles provecho o no.
La correcta gestión emocional evita problemas en la comunicación, conserva y preserva las relaciones sociales, ayuda a prevenir conflictos y en el caso de que se den, ayuda a resolverlos. Sin una adecuada gestión de la emociones, puede dar lugar a problemas de desempeño y afectar de forma negativa a la productividad de la organización.
Como ya he dicho, las emociones y sentimientos afectan a los pensamientos y comportamientos de las personas, por lo tanto, si por ejemplo estamos enojados en el contexto del trabajo las personas que saben manejar el enojo en la empresa son mucho más exitosos que los que no saben hacerlo, ya que ésta puede llegar a ser una emoción muy destructiva y crear el llamado “efecto enojo” que influye negativamente en el clima laboral. El enfado afecta de forma negativa a la memoria, a la creatividad y la concentración se debilita, los pensamientos se transforman en acusatorios, exagerados, rígidos; se asume todo como un hecho, nos volvemos irracionales. Puede manifestarse con retrasos diarios, sabotear a un colega, convertirlo en rival y desechar ideas de compañeros de equipo.
"Organización 2.0 no pienso en una empresa con presencia y actividad en redes sociales, sino en un modelo de gestión caracterizado por una serie de atributos como: transparencia, participación, colaboración, innovación abierta en red, capacidad conversadora y espíritu (agilidad, informalidad, autenticidad, integridad, añadir valor genuino)." Andrés Ortega
Millones de personas experimentan los efectos dolorosos del enfado o el malestar, a través de enfermedades cardiovasculares, depresión, baja autoestima, migraña, alcoholismo, adicciones a drogas, baja productividad laboral y estrés crónico. Por esto, es muy importante concienciar a las empresas sobre el impacto favorable que podría tener desarrollar este tipo de inteligencia en su gente.
Cómo se sienten los individuos, que emociones albergan, tiene un impacto muy importante en su comportamiento laboral
Los sentimientos son un factor muy importante en el mundo de la empresa, aunque se tienda a pensar que no es así, ya que todos tenemos sentimientos y es una necesidad relacionarse, especialmente cuando consideramos la cantidad de tiempo que invertimos en el medio laboral.
Cada vez que los sentimientos son ignorados o minimizados, nos invade, la frustración, la desesperación, desconectamos, incomprendidos, enfadados, infravalorados…
Así, las organizaciones son el lugar perfecto para implantar las competencias de la Inteligencia Emocional, pues el ámbito laboral tiene un papel muy importante en la vida de las personas, por lo que nuestro estado anímico y emocional afecta de forma importante a la vida laboral y mejorando el Capital Emocional de la organización, aumentaremos, la motivación, la claridad de la misión, el compromiso con los objetivos de la empresa, lo que dará lugar a un incremento de la satisfacción personal y de la productividad, ya que mejorará el clima laboral y se reducirá el absentismo y la rotación de personal.
Si mejora la autoestima de los individuos, habrá una mejor disposición y flexibilidad hacia los cambios por un mejor manejo de los miedos y de la incertidumbre. Con este panorama, gestionar cambios de cultura de empresas por fusiones será mucho más ágil y efectivo.
que el Capital Emocional en la organización es importante es indiscutible y puede convertirse en una fuente de energía positiva o negativa; esto dependerá de la Inteligencia Emocional de la gente.
Haz lo que amas, ama lo que hagas
Toni Aznar