lunes, 23 de mayo de 2016

Autoengaño



En otro artículo comenté que que para lograr eliminar y reducir el número y la intensidad de aquellas emociones negativas que nos desbordan y nos acaban

lunes, 9 de mayo de 2016

Metas que dan sentido a nuestra vida


Desde la óptica de la Psicología Cognitiva con la que yo trabajo y que aplico durante mis sesiones, tenemos muy claro qué es aquello que no nos permite ser felices. No solo lo dificultan sino que juegan en nuestra contra y son esas ideas, creencias, actitudes, concepciones de uno mismo, de los demás y del mundo y de cómo deberían ser irracionales, exageradas y rígidas. Aspectos que nos dificultan la adaptación a las diferentes situaciones  que se nos pueden presentar en nuestra vida.
Esas ideas o creencias, que todos tenemos, son las que confeccionan nuestra filosofía de vida.
Ideas que no son buenas o malas en sí mismas, sino que las hemos de clasificar dentro de un continium, donde la relatividad es muy importante y es más cuestión de grado que estado puro.

Tengo la razón y tu no


Por ejemplo, defender nuestra posición cuando creemos tener la razón está bien y es recomendable. El problema comienza cuando ha de ser siempre, creer que necesitas tener siempre la razón, incluso en las cosas más nimias, para ser feliz.  Defender siempre nuestra necesidad de tener la razón nos puede generar un gran desgaste personal y afectar a relaciones personales de forma negativa. Es por ello que antes de enzarzarnos en discusiones estériles, renunciemos de forma intencionada a dicha discusión, ya que no necesitamos tener siempre la razón para estar bien y ser felices.


Podemos aceptar sin ningún problema que no siempre tenemos razón y que podemos estar equivocados como personas que somos, ya que si hay algún rasgo que define al ser humano es su falibilidad.  E incluso, yendo más allá, podemos renunciar de forma intencionada a discutir a pesar de saber con certeza que tenemos razón porque valoramos más la paz mental que genera la no discusión que el placer que nos aporta tener razón.
Hace unos días, un amigo me explicaba un chiste que decía así:
Son dos amigo que van paseando por la calle y uno le dice al otro:
-”¿Sabes una cosa? Yo nunca me enfado ni me peleo ni discuto con  nadie. A lo que el otro contesta:
- Eso no puede ser, es imposible.  A lo que el primero contesta, "Cierto, tienes toda la razón"

Lo he de tener todo controlado


La necesidad de control es otro de nuestros grandes dolores de cabeza, o mejor expresado, pensar que necesitamos tener un alto control sobre todo lo que sucede en nuestra vida para ser felices y estar bien. Existe una característica personal denominada locus de control interno (Rotter y Murlu, 1965) que define la sensación de control de aquello que acontece en nuestra vida, es decir, en que grado siento, percibo que lo que ocurre en mi vida es producido o causado por mi. Pero de esa sensación de llevar las riendas de nuestra vida a intentar tener un control absoluto de lo que sucede hay un mundo.

Llevar las riendas de nuestra vida (locus de control interno), no significa controlar lo que sucede en nuestra vida, sino tener la capacidad de que cuando sucede algo que no esperamos, sepamos redirigir nuestra vida para que los acontecimientos o las personas no tomen el control de nuestra vida.


Si conseguimos dejar que todo y todos sean exactamente lo que son sin intentar controlarlos constantemente, nos quitaremos mucha presión y tensión de encima, aceptaremos que cada uno y cada cosa es como es y eso, te va a hacer sentir mejor.

Llevar las riendas de nuestra vida, conlleva asumir la responsabilidad de nuestra vida. Por lo tanto, dejamos de culpar a los demás de nuestros males o problemas, recuperemos ese control interno. Solo aceptando esa responsabilidad, realmente seremos dueños de nosotros mismos.

Quiero presentar una queja


Y la queja? Cuantas personas pierden tiempo, salud y dinero quejándose constantemente de todo.


Aceptando nuestra responsabilidad sobre nuestra vida también afecta al plano emocional. Nadie tiene la capacidad de hacerte infeliz ni ninguna situación te puede hacer sentir triste, al menos que tu se lo permitas. No son las personas o las situaciones las que generan esos sentimientos en ti, sino la forma en que tu decides enfrentarla. Por lo tanto, deja de quejarte y resuelve el problema que te aflige.

Unido a la queja está el critiqueo. Criticar destructivamente cosas, personas o situaciones que sean diferentes a ti te genera un gran perjuicio y también te genera prejuicios. Es cierto que todos somos diferentes pero, aunque resulte paradójico, también es cierto que todos somos iguales. Porque todos queremos ser felices, queremos amar y ser entendidos. Un día leí un pintada en una muro que decía algo así:
Lo que Juan dice de Pedro, dice más de Juan que de Pedro

Viviendo de cara a la galería


A todos nos gusta gustar, no nos engañemos y eso, realmente, no tiene nada de negativo. Pero como ya he dicho anteriormente, el problema comienza cuando crees que tienes la necesidad de impresionar  a los demás para ser feliz. Además es un efecto muy perverso, ya que cuanto más lo intentas, menos lo consigues ya que las personas admiramos a aquellas personas que tienen la capacidad de ser auténticas en sí mismas. Aquellos que son auténticos, sin máscaras y que se aceptan tal como son.
Hace poco se publicó en las redes sociales un artículo escrito por una enfermera, Bronnie Ware, que atendía enfermos terminales y que durante un tiempo se dedicó a recopilar pensamientos y reflexiones de esas personas. una de ellas decía así:
Al final de la vida, la gente se arrepiente de no haber vivido siendo fiel a su propio ideal, y haberse centrado más en lo que los demás esperan de uno que en uno mismo. Vive tu vida siendo fiel a ti mismo, marcándote objetivos que realmente te importen

Abre tu resistencia al cambio


 Nuestra mente está diseñada para resistirse al cambio, pero la única forma de evolucionar, de subir de nivel, es aceptando ese cambio y adaptarse al mismo. El cambio es un estímulo, un incentivo que anima a realizar el proceso de adaptación a la nueva situación. Esa aceptación incrementa nuestra flexibilidad mental y con ella, reducimos nuestra percepción de creer que necesitamos muchas cosas para ser felices y a la vez incrementa nuestra satisfacción con nosotros mismos y con ella, nuestra felicidad. Acepta el cambio, no te resistas.
Lo importante no es la experiencia sino lo que haces con ella
En otra ocasión ya hablé del miedo. El miedo no es negativo en sí mismo, solo es perjudicial cuando no es adaptativo. Nada es más desadaptativo que no tener miedo a nada, ser un temerario. El miedo tiene dos orígenes, la ignorancia y conocer los efectos de esos sucesos. La ignorancia la superamos con conocimiento.


Si el miedo son a las posibles consecuencias, si no se han dado nunca, no tiene sentido temerlas, si ya se han dado anteriormente, de fábula!!!, ya sabemos como podemos contrarrestarlas, hagamos lo que podamos para que no se den.
Hay veces en que nos autoimponemos metas y limitaciones que nos dificultan lograr nuestras metas. Lo hacemos mediante excusas. En lugar de trabajar para crecer y mejorarnos, nos quedamos atrancados, utilizando excusas, mintiéndonos a notros mismos. Se acabó. No las necesitas para nada, no te ayudan en absoluto.

Lo pasado, pasado



Sé que no resulta fácil. Me lo dicen constantemente durante mis sesiones. Sé que es difícil cuando el
pasado parece mejor que el presente y el futuro se vislumbra horrible, pero a pesar de ello, hemos de tener presente que lo único que tenemos es el presente y es todo lo que vas a tener. No olvides, de todas formas, que el pasado que tanto anhelas fue ignorado por ti cuando era presente, ya que o estabas pensando en tu pasado o en tu futuro. No te engañes más. Mantente presente en todo lo que haces y disfrutar de la vida. Después de todo, la vida es un viaje y no un destino. Ve el futuro con claridad, prepárate, pero siempre mantente presente en el ahora.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar