lunes, 6 de junio de 2016

¿Es nuestra memoria fiable?


Juraría que éste era el camino
Si pudiéramos viajar al pasado, estoy seguro de que nos sorprenderíamos al ver como los hechos acaecidos no fueron como los recordamos. Por lo tanto, embellecemos o dramatizamos nuestro pasado y, lo peor, luego tomamos decisiones basados en esos datos alterados. Al igual que sucede con la atención, recordamos de forma más fácil y mejor aquello que concuerda con nuestros esquemas o creencias almacenadas.” W.Riso



Siguiendo con el tema de las última semanas, hoy os hablaré de otro de los sesgos que hace que nuestra mente perpetúe las ideas, creencias o esquemas que tenemos respecto a las cosas y que en muchas ocasiones, a pesar de ser conscientes de que erramos y sufrimos emocionalmente, seguimos repitiendo los mismos comportamientos.


Si la semana pasada os decía que “la atención no es libre, es esclava de nuestras creencias. Vemos lo que nos conviene, sacrificamos el todo, lo real, por aquellas partes o trozos de información que concuerdan con nuestra motivación básica.”, esta semana le toca a la memoria.

Existen multitud de experimentos que demuestran la falibilidad de nuestra capacidad de memoria, tanto en aspectos cuantitativos (qué cantidad de información recordamos) y cualitativos ( de aquella información que recuperamos cuál es el grado de fiabilidad, de
exactitud).

Retomando el ejemplo de la semana pasada, si tengo incorporado el esquema, si creo que “soy un inútil”, recordaré con muchas más facilidad aquellas situaciones que confirman mi esquema mental o creencia “soy un inútil”, que aquellas que la contradicen. Si creo que no merezco ser amado, recordaré mejor los fracasos afectivos que los buenos momentos de amor.

Durante mis sesiones de terapia psicológica me encuentro con ejemplos de estos sesgos de memoria impresionantes. Personas que no atienden a la realidad ya que ésta contradice totalmente lo que ellos piensan de si mismos y que yo, no solo como profesional sino como observador externo más objetivo, puedo apreciar y distinguir esas pruebas irrefutables que contradicen lo que creen. Ese es mi trabajo en definitiva, aportar pruebas, argumentos que demuestran su equivocación y que la realidad es diferente a como ellos la perciben, a como ellos creen que es.

El efecto de descubrir esta nueva perspectiva de la vida produce momentos muy emocionantes y realmente alucinantes. De ahí al cambio de esquemas o creencias hay aún un buen trecho en el que hay que trabajar mucho, ser constante y perseverante, aprovechar la oportunidades que te ofrece la vida para poner en práctica la nueva forma de pensar y conseguir dejar atrás esa amargura por la vida.

Por lo tanto, el problema no es tanto que nuestra memoria sea falible, que por cierto es una cualidad, sí, has leído bien, una cualidad muy humana que en otra ocasión también hablaré de ella, el problema estriba en que sabiendo que es falible, confiemos ciegamente en ella, en lo que la memoria nos dice que pasó.

Por lo tanto, ¿qué podemos hacer, según Riso, para contrarrestar este sesgo de memoria? Pues pensar que “todo lo que recuerdes puede estar sesgado por los esquemas o creencias y por el paso del tiempo. Es mejor, más racional, desconfiar del recuerdo. No digo que haya que desarrollar una amnesia protectora, sino que es bueno tomar con pinzas aquellos momentos que confirman tu malestar, tu alteración y tu dolor. Memoria balanceada, razonada y razonable. Memoria discriminada en la convicción de que no todo lo que brilla es oro, ni nada es tan horrible o tan espectacular como el pasado sugiere.”

Eso es todo y disfrutad de las cosas cotidianas.

Toni Aznar

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