lunes, 26 de diciembre de 2016

Madres y padres más capaces

 Para mejorar nuestros habilidades como madres y padres, es importante hacer un balance interno de cómo actuamos y de los efectos que tienen nuestras acciones.

dentro de nuestra rutina habitual, en ocasiones, actuamos de forma tan automática que no nos paraos a reflexionar sobre el impacto o la utilidad de muchas de las actuaciones que tenemos como madres y padres.



Tal como dicen, la experiencia no sirve de nada sino se reflexiona sobre ella, os propongo una serie de preguntas reflexivas alrededor de nuestras funciones como educadores.
Son una serie de preguntas que nos van a ayudar a:

  •  Hacernos conscientes de nuestro aprendizaje como madres y padres. 
  •  Nos ayudan a encontrar e identificar nuestras limitaciones, nuestros talentos, estrategias y conocimientos previos y nuevos.
  • Con estas preguntas aprendemos como madres y como padres analizando nuestro propio pensamiento. 
  • Son preguntas que nos van a permitir cambiar nuestra óptica sobre cómo actuamos con nuestras hijas e hijos, 
  • nos van a permitir trazar una estrategia para lograr un objetivo a más largo plazo y no solo solventando el día a día, de forma mecánica y automática.
  • Nos va a ayudar a no reaccionar de forma impulsiva y a reflexionar sobre cuál ha de ser nuestra actitud en cada momento.
  • Nos va a proporcionar algo que el ser humano busca desde tiempos inmemoriales: el control de la situación. Si decidimos de forma consciente cuál va a ser nuestra respuesta, independientemente de los resultados obtenidos, tenemos la sensación de control, la sensación de que no son los acontecimientos los que nos dominan, arrastran y llevan a su terreno.

        Yo decido cómo actuar, yo cojo las riendas de mi vida.

Preguntas  de este tipo hay muchas, solo os dejo un pequeño recopilatorio:
  • Nos hacemos conscientes del tipo de pensamiento que utilizamos para enfrentarnos a los problemas 
    • ¿Qué he aprendido?
  • Describimos la estrategia empleada 
    • ¿Cómo lo he aprendido?
  • Evaluamos la efectividad de las estrategias empleadas 
    • ¿Qué ha sido lo que más me ha costado y lo que menos?¿Lo más y menos eficaz?
  • Podemos planificar y adelantar futuras intervenciones con nuestras hijas e hijos. 
    • ¿Cómo puedo mejorar? ¿Cómo puedo evitar el error y ayudar a todos a crecer?
  • ¿Para qué me ha servido este año? ¿Soy mejor padre y persona que hace un año? ¿Qué he aprendido? ¿Qué cosas debo modificar este año para que mi familia funcione mejor? ¿Qué debo cambiar?
  • ¿Qué ha sido lo más difícil? ¿Y lo más fácil? ¿Y lo más entrañable o divertido? ¿Soy capaz de mejorarlo?
  • ¿Cuáles son los errores que más se han repetido este año con mi hija/o?
  • ¿Qué puedo hacer para que mejore la convivencia en mi familia? ¿Qué puedo hacer para que mi familia sea más feliz? ¿Es mi hijo feliz? ¿Qué he hecho que no ha contribuido a que mi hija/o sea una persona segura y que puedo hacer para ayudarle?
  • ¿Qué he hecho para que mi hija/o se involucre en su cambio y para que aprenda a solucionar sus propios problemas y no sea dependiente de mi?
  • ¿Hemos sido una familia/equipo o cada uno de nosotros ha buscado su camino por separado?

Dentro de nuestras obligaciones como madres y padres está la de educar a nuestras hijas e hijos de forma que les facilite la integración social en la sociedad en la que vive, por ello, es importante aprender estrategias para educar mejor a nuestros hijos e involucrarlos en el proceso, par así, aprender por ellos, aprender con ellos y aprender de ellos.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

lunes, 19 de diciembre de 2016

Comparación y competición



Tal como ya comentaba en mi anterior artículo sobre la competitividad, existe una conducta que genera un gran malestar a las personas muy competitivas, esa es la comparación.

Sin duda, es una conducta de lo más saludable y nos va a permitir tener puntos de referencia en nuestras vidas, pero sólo eso, puntos de referencia. Si valoramos nuestros resultados en función de si hemos ganado o perdido respecto a los resultados de los otros, comenzamos a pensar de forma irracional.
Cuando usamos la comparación con otros para poder confirmar internamente nuestra superioridad o inferioridad en función de los resultados de otros, comenzamos a sufrir emocionalmente, pues la mirada no está puesta en mi esfuerzo y dedicación, sino que doy demasiada importancia a la valoración que me llega desde fuera, así, sustituimos la autovaloración por el reconocimiento externo, por lo que, nuestra autoestima fluctuará según nos llegue una información  u otra, haciéndonosdependientes de los otros.

Ante esta situación, la competitividad ha dejado de ser un factor positivo que nos estimula para autosuperarnos y se ha convertido en una necesidad para demostrar algo a los demás, y para demostrarnos a nosotros mismos nuestra superioridad.



Por todo lo anterior, no resulta muy complicado deducir que las personas competitivas suelen ser bastante inseguras y con escasa autoestima, ya que si hubiera un buen autoconcepto y autoestima y una correcta autovaloración, no existiría la necesidad de competir, ganar o demostrar algo.

Dar mucha importancia al éxito es convertirnos en prisioneros de nuestra propia imagen y vivir en un mundo lleno de tensiones.

Para evitar estos pensamientos que dan lugar a comportamientos competitivos desproporcionados, es recomendable:

• En lugar de compararnos que busquemos nuestro propio reconocimiento.
• No poner tanta atención en el resultado, disfrutemos más del proceso.
• No hacerlo para ganar y si por mero disfrute, porque nos satisface.
• En lugar de estar pendientes de qué pensarán los otros, nos centramos en nosotros.
• En vez de competir, veamos qué podemos aprender de la otra persona.



Se mire desde donde se mire, no deja de ser un trabajo de autoaceptación, un trabajo para liberarnos de la esclavitud de la opinión externa, para no caer en la competitividad con la intención de satisfacer el orgullo o la inseguridad y cambiar la comparación por admiración y reconocimiento a los demás.

Entiendo la dificultad de vivir sin competir, pero si no nos queda más remedio, por lo menos aprendamos tanto del fracaso como del éxito, dándole la importancia necesaria y sin apegarnos a ninguno de los dos, como dice Kipling.



Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar




lunes, 5 de diciembre de 2016

El problema de la competitividad


Existe una gran polémica alrededor de si la competitividad es buena o es mala. Es recomendable o no es recomendable. ¿Hay que estimularla en la escuela o en los más pequeños? ¿O de lo contrario erradicarla?

Pues bien, empecemos por el principio y por algo que a mi me gusta hacer antes de comenzar a debatir sobre un concepto: saber cuál es su definición, pue tendemos a hablar sobre un tema sin tener clara su definición.

Por competitividad se entiende la búsqueda de un resultado óptimo que esté por encima de otros resultados. Por lo tanto, competir, en principio, no es negativo, ya que implica una voluntad de superación y evolución.


¿Entonces? ¿Por qué tanta polémica? 


Sencillo, los problemas empiezan cuando se usa la competición para conseguir aprobación y admiración por parte de los demás. En esta situación, algunas personas son capaces de todo con tal de lograr la tan deseada aprobación y admiración por parte de los otros, llegando a competir en cualquier ámbito y con cualquier persona, ya sea hermano, pareja, amigo o, incluso, con la primera persona que se cruza en su camino.

Esa actitud es demoledora para la persona que entiende mal la competitividad. Mal entendida también por nuestra sociedad, donde ya desde el sistema educativo en todas sus fases, nos empuja hacia una competitividad insana, ya que fomenta la comparación, la automatización y el resultado en lugar de otros aspectos más sanos como pueden ser el proceso, la creatividad y las aptitudes e intereses personales.


Si a esto le sumamos la publicidad, la televisión, el consumismo… todo nos recuerda una y otra vez que tenemos que ser mejores y tener más que el vecino.

La competición mal entendida, mal utilizada se convierte en la búsqueda de un reconocimiento basado en la comparación y el fracaso de otros. Aspecto por lo que esa actitud nunca consigue una satisfacción real, no te hace sentir pleno, por lo que acaba atrapando en un círculo del que resulta complicado escapar: cansancio, estrés, envidia, malestar, ansiedad, inseguridad, perfeccionismo excesivo, comparación constante… son algunos de los efectos de una competitividad mal entendida o llevada al extremo.



 Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

lunes, 31 de octubre de 2016

6 cosas de tu vida que puedes controlar

Una actitud inteligente, racional y adaptativa sería aquella que se centrase en modificar aquellos aspectos de nuestra vida que estén A nuestro alcance. Si nos focalizamos en aquello que podemos controlar, nos acercamos más a la felicidad.

Pensad que tomamos una gran cantidad de decisiones a lo largo del día, de estás, aquellas que resultan ser positivas, son aquellas nos hacen sentir bien, son aquellas que, a pesar del esfuerzo que nos puedan conllevar, nos acercan un poco más a nuestros objetivos.

Así que para acercarnos más a la tan deseada felicidad, hay que dejar de lado aquello que no podemos controlar y utilizar nuestro tiempo y recursos en aquello que sí podemos dominar y controlar.

 La respiración


La mayoría de personas no somos conscientes de nuestra respiración, lo hacemos de forma tan automatizada, que perdemos la consciencia del acto de respirar. Al concentrarse en ella, la  respiración se convierte en una fuente de relajación, en un pensar a cámara lenta.



Ante una situación o acontecimiento desagradable, respira profundamente y centrate en tu respiración, no en lo malo o negativo de la situación. Cuenta cuando inspires y cuando expires. La mejoría es rápida. Luego, seguiremos trabajando el exceso de importancia que damos a las cosas que no son tan importantes.

El diálogo interno


Todos nos hablamos a nosotros mismos. Nos auto-felicitamos o auto-criticamos. Si esa auto-crítca es muy negativa y destructiva, es un escollo importante para lograr nuestra felicidad.
Si hacemos consciente el número de veces que nos auto-criticamos duramente a lo largo del día, alucinarás con la de veces que nos criticamos y la dureza con la que lo hacemos.


Hay un psicólogo que decía que si le habláramos a los demás tan mal como nos hablamos a nosotros mismos, no tendríamos ningún amigo.

Cambia ese diálogo interno por un diálogo en positivo, reconoce tus errores pero dales tintes de aprendizaje, convierte tus problemas en retos o desafíos. con estos cambios, tu actitud empieza a cambiar. Háblate con compasión, nadie es perfecto.

La gratitud


Se agradecido todos los días, contigo y con los demás. Ser agradecido y agradecer lo que tenemos nos ayuda a centrarnos en la cara optimista de la vida, reforzando tu perseverancia antes los retos y desafíos diarios.



Tu aptitud física y mental


Hacer ejercicio, moverse, pasear..., son situaciones que nos permiten no pensar en nada, desconectar de nuestra rutina diaria, y es que el movimiento ayuda a liberar tu mente y tu cuerpo para mejorar tu potencial creativo.



Entrena tu cerebro. Tan fácil como hacer un Sudoku, crucigramas,  leer libros de no ficción o incluso meditando, pues con unos pocos minutos de meditación, se aumenta la concentración, baja la ansiedad y el estrés e, incluso, disminuye el dolor físico.

La dieta


La comida basura hace a tu cuerpo y a tu cerebro lentos, el consumo excesivo de azúcar está relacionado con un montón de enfermedades, sin hablar de los cambios de humor que afectan también, a nuestra productividad.


Lo mismo ocurre con los alimentos procesados, que pueden causar o agravar enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad, e incluso el cáncer de mama. Corregir algunos hábitos e ingerir comida más sana y saludable como verduras o frutas, nos ayudará a mejorar nuestra salud y nuestro estado anímico.

El sueño




El sueño es fundamental para el enfoque, la concentración, el trabajo y el rendimiento académico, mantener tu apetito bajo control y una serie de otros resultados positivos para la salud.



Lo más importante es establecer una rutina de sueño. Si te cuesta conciliar el sueño y tu cerebro no puede calmarse, di para ti mismo: “Estoy orgulloso del trabajo que he logrado hoy, voy a dejar que mi cerebro y mi cuerpo descanse ahora.” Y disfruta de un buen descanso.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar


lunes, 17 de octubre de 2016

Cómo ser coherentes con nuestras hijas e hijos


Hay que reconocerlo, ser coherente con nuestras hijas e hijos no es tarea fácil. Nos falta coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos. 

¿Qué es lo que no funciona?
  
Percibimos e interpretamos de forma muy diferente los comportamientos de las otras personas respecto de los nuestros. 

Cuando alguien no acaba un trabajo que tenía que hacer, es un perezoso, si no lo acabamos nosotros es porque teníamos cosas más importantes que hacer.

Cuando una niña o un niño llora o patalea, es un maleducado, o intenta llamar la atención, cuando somos nosotros que tenemos un mal y estamos tristes y de mal humor, entonces necesitamos consuelo, paciencia y comprensión.

No está permitido que los niños griten o digan palabrotas pero cuando nosotros las decimos, es o porque nos han provocado o porque si no es así, no nos hacen caso. 



Cuando nuestros hijos se pelean y pegan a otros niños les pegamos porque pegar está mal!!!!???? (No hay quién lo entienda). 


Cuando los otros son lentos nosotros somos meticulosos.

Cuando los pequeños defienden con fuerza lo que para ellos es importante es un egoísta y un cabezota pero cuando somos nosotros, defendemos nuestros derechos porque no nos queremos dejar pisotear.

Cuando alguien  llega tarde a una cita es un irresponsable pero cuando lo hacemos nosotros es porque estamos  muy atareados o porque los demás te han impedido ser puntual.

Como estos podríamos poner mil ejemplo, pero una cosa si nos tienen que quedar clara,  nos aclaramos o nuestros hijos se volverán locos con nuestras incoherencias y perderemos credibilidad!



Para controlar esas incoherencias, existen unas acciones que podemos hacer antes de hacer o decir nada sobre el comportamiento de nuestros hijos.

  • ¿Qué es lo que necesita en estos momentos? ¿Qué le riña o que le de ejemplo? ¿Qué lo castigue o le comprenda?
  • ¿Qué es lo que quiero que aprenda con mi actuación?

La educación basada en la coherencia se sustenta en tres valores imprescindibles:
  • El amor
  • El respeto
  • El sentido de la justicia

Si alguno de estos tres valores no está presente, falla nuestro proyecto educativo. 

Hay una serie de preguntas, basadas en estos tres valores principales que nos podemos hacer antes de cualquier intervención con nuestros hijos.

Con ellas conseguimos diferentes cosas importante. Por un lado, nos permite interpretar de forma diferente lo que ha sucedido, responder con más calma y tranquilidad y aplicar una conducta mucho más efectiva por intensa y duradera. 

Este tipo de preguntas van más allá de una simple forma correcta de comportarse y tratar a nuestras hijas e hijos, también son importantes porque tienen un fuerte impacto tanto en la estabilidad psicológica y emocional de tu hijo como en la estabilidad familiar.

  1. ¿Con mi comportamiento, ¿qué le estoy enseñando?
  2. ¿Me guía mi amor cuando le riño por un comportamiento negativo o lo hago por cansancio, ego o comodidad?
  3. Si continúo haciendo lo que hago, ¿se arreglará el problema?
  4. Mis métodos educativos, ¿fomentan o rompen mi relación con mi hijo?
  5. ¿Podría hacer lo que hago utilizando métodos más respetuosos con mi hijo?
  6. Cuando mi hijo me obedece, ¿lo hace de forma forzada, obligado o temeroso más que por convicción?
  7. Con mi intervención, ¿le estoy enseñando a solucionar sus problemas o lo hago dependiente de mí?
  8. Con mis palabras, ¿lo ayudo a crecer en seguridad o estoy minando su autoestima?
  9. ¿Cuál es el verdadero motivo de su comportamiento? ¿Cuál es el verdadero problema? ¿Su comportamiento o los sentimientos que han generado ese comportamiento?
Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar



domingo, 25 de septiembre de 2016

No soy lo que digo: estrategias compensatorias



Todos tenemos cosas de nosotros que no nos gustan. Nuestro entorno nos hace creer que hay aspectos personales más deseables que otros. Entre las muchas estrategias que, en ocasiones utilizamos, estan las estrategias compensatorias o protectoras, que es la forma como contrarrestamos aquello que no nos gusta de nosotros mismos, intentamos ocultarlo alardeando de todo lo contrario.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Mitos sobre la ansiedad y el miedo fóbico.


Hablamos de fobia cuando existe un miedo intenso y persistente a objetos o situaciones específicas que pueden estar presentes en el momento en que sentimos esta emoción, o incluso podemos anticiparlo. En consecuencia, tenemos una respuesta de ansiedad y sentimos un gran malestar. Además, ese miedo interfiere en nuestra vida cotidiana, no pudiendo realizar actividades que nos gustaría realizar.

A continuación vamos a desvelar algunos mitos sobre las fobias y la ansiedad.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Liderazgo y su impacto en las personas





Es sorprendente ver cómo el exceso de ego, la imprudencia o la estupidez de algunas personas, puede generar una serie de comportamientos y actitudes que lleven a provocar el hundimiento del Titànic o la desaparición de muchas organizaciones.

Aquellas personas que gestionan las organizaciones fomentando las relaciones humanas basadas en el miedo, la desconfianza y la rivalidad y la competitividad desaforada, acaba generando un clima laboral que produce un pernicioso efecto conocido como desafección emocional y que se da tanto en grandes como en pequeñas organizaciones.



Ahora más que nunca, es necesaria una dirección que lidere desde el entusiasmo, que fomente la confianza, el respeto, la cooperación y que valore y reconozca la contribución de todas las personas al resultado obtenido.

Una dirección que desde el ejemplo personal, genere ilusión, entusiasmo, sentimiento y orgullo de pertenencia, que encienda la creatividad e ilusión de sus trabajadores y trabajadoras para afrontar los retos del día a día y encarar el futuro con confianza.

"Los líderes excepcionales se esfuerzan en fomentar la autoestima de su personal. Si las personas creen en ellas mismas es asombroso lo que pueden llegar a conseguir" Sam  Walton

Pero no olvidemos una tendencia muy humana: la de delegar responsabilidades que nos son propias.
Es por ello, que nosotros, desde nuestra posición también nos podemos liderar, producir pequeños cambios en nuestro entorno, disfrutando de lo que hacemos, cooperando con los demás, desarrollando relaciones de confianza, superando las habituales grupos,clanes o "sectas", que entienden la gestión como un medio para servirse a sí mismos, en lugar de un auténtico liderazgo de servicio a los demás.
"Cada uno, desde su posición puede liderarse a sí mismo y producir un pequeño cambio en su entorno."
Todos tenemos, hemos tenido o tendremos jefes que gestionan desde el miedo, la represión, la desconfianza, que intentan empequeñecerte, robándote tu ilusión y optimismo, para que no les hagas sombra y pongas en evidencia su falta de profesionalidad.


Ante dichas situaciones, debes tener claras tus prioridades y tu posición en el el mundo y el lugar que ocupa el trabajo en tu vida. entender en trabajo como un medio, y no un fin en sí mismo, te permite conseguir la fuerza suficiente para afrontar la vida, la familia y el trabajo.
Poner en primer lugar lo más importante (la familia), hace que se tenga "fuerza" para afrontar lo que viene después.

Ojo con los parásitos emocionales, que intentarán robarte tu ilusión, tu entusiasmo. Desde tu nueva posición, tienes la fuerza necesaria para rechazar a quien fomenta el miedo, conseguir la valentía necesaria para negarte a ese chantaje, con la satisfacción de ser coherente con tu humanidad, la búsqueda de tu felicidad.

Para acabar, no dejes nunca de superarte a ti mismo, de sacar tu mejor versión, para conocerte mejor y ser fuente de inspiración para otros y inspirándote y aprendiendo de los demás mirando siempre su mejor versión, transformando tu entorno y haciendo de él y del mundo un lugar mejor.


El auténtico liderazgo es servicial, no se sirve de otros, y promueve el auto-desarrollo de las personas y de la organización misma, consiguiendo mediante la función directiva que la suma del todo sea mayor que la suma de las partes.

Haz lo que amas, ama lo que hagas
Toni Aznar

lunes, 1 de agosto de 2016

Vacaciones, ¿son necesarias?



Como ya he explicado en otros de mis artículos, desde mi punto de vista, como necesidad total y absoluta, para sobrevivir, solo necesitamos agua y la comida del día, como muy bien dice mi querido y admirado Rafael Santandreu. Todo lo demás, es prescindible.

lunes, 18 de julio de 2016

Evitando la realidad


Para finalizar esta presentación basada en analizar cómo funciona nuestra mente, cuales son sus tendencias para comprender porque pensamos como pensamos y porqué actuamos como actuamos, os presento el último modelo de funcionamiento, que como ya dije en artículos anteriores, estos procesos nunca actúan de forma independiente y solitaria, sino de forma interrelacionada, y reforzándose unos a otros, pero no solo en el aspecto negativo, también sucede cuando pensamos y creemos bien.

Las estrategias evitativas y compensatorias.

Las estrategias de evitación también ayudan a la autoperpetuación de los esquemas negativos, aunque de una manera más indirecta que las profecías de autorrealización. La psicología humana se mueve en una contradicción esencial: mientras que de manera consciente queremos dejar de sufrir y eliminar las creencias irracionales responsables de nuestro malestar, de manera no consciente reforzamos nuestros esquemas negativos evitando cualquier confrontación que los haga tambalear. Un buen símil sería como si viviéramos con un enorme y furioso perro al cual le tuviéramos miedo y aún así, lo alimentamos cada día para que esté más fuerte y grande.

Un joven ejecutivo prefirió perder su trabajo a tener que enfrentarse al miedo de hablar en público, la evitación se impone a la razón.

Tendemos a preferir el alivio del escape a la posibilidad de desaprender las viejas ideas que tanto daño les habían causado, aunque fuera incomodo o doloroso. Como en tantos otros aspectos de la vida, hay un sufrimiento inútil, que implica un estancamiento to irracional, y un sufrimiento útil, que nos hace ver las cosas como son, para luego modificarlas.

La conclusión es clara: la conducta de evitación fortalece los esquemas negativos porque impide su confrontación con la realidad. Es una forma directa de autoperpetuación, ya que se pierde la oportunidad de “desaprender lo malo”.

Desde una psicología de tendencia cognitivo conductual recomiendan afrontar las situaciones temidas de forma experiencial (hablar en público, subir a un avión, jugar con arañas...) pero desde la perspectiva de la Psicología Cognitiva, que es la que yo trabajo y aplico en terapia psicológica, actuamos sobre los esquemas negativos, las creencias irracionales y las ideas erróneas. Los miedos están en nuestra mente y no fuera. Si no cambiamos nuestra forma mental de interpretar una situación, experimentar que no sucede realmente lo que esperas, no te asegura que ese miedo o temor no se focalice en otro aspecto o situación. Lo que hemos de trabajar son las creencias que nos hacen evitar una situación determinada, no la conducta en si, ya que no es más que un síntoma de nuestra errónea forma de pensar. Evitamos porque pensamos erróneamente que evitar es la mejor opción.

Como en una infección, el analgésico solo calma el dolor, uno de los síntomas, pero no cura la infección que es la causa del dolor. Solo con antibióticos se puede eliminar la causa del dolor.

Disfruta de lo cotidiano.

Toni Aznar

lunes, 4 de julio de 2016

¡¡¡¡Lo sabía!!!!


Si durante estas semanas he desgranado uno de los motivos por los que la mente se cierra sobre si misma y viva en el autoengaño: la economía metal o ley del mínimo esfuerzo son sus sesgos(atencionales, de memoria y perceptivos), hoy os presento uno de lo procesos metales más alucinantes y espectaculares que conozco: las profecías autorrealizadas, profecías de autocumplimiento, se las define de diferentes maneras.

lunes, 20 de junio de 2016

Prejuicios y sesgos perceptivos


Walter Riso no habla de los Sesgos Perceptivos. Nos dice que los Sesgos Perceptivos hacen referencia a la interpretaciones irracionales, erróneas o ilógicas que hacemos de los hechos.

El proceso de percepción no es un proceso pasivo. Algunos filósofos como Locke, pensaba que la mente era una tabula rasa, una pantalla plana donde la realidad se refleja tal y como es, sin distorsión alguna. Hoy sabemos que esto no es así: el ser humano construye una gran parte de su mundo interior. Somos activos procesadores de la información, afectamos el ambiente y el ambiente nos afecta a nosotros.

Los Sesgos Perceptivos son conclusiones erróneas, equivocadas que sacamos a partir de lo que observamos o recordamos.

O de otra forma, a partir de una premisa falsa “los gays son promiscuos” interpretamos los hechos de forma errónea y se pueden llegar a conclusiones del tipo “es homosexual, por lo tanto promiscuo, por lo que no tiene ningún derecho a casarse ya que sus matrimonios son una farsa”.

Gran parte del tiempo generamos deducciones equivocadas. Está claro que no somos los mejores estadísticos naturales ni los mejores razonadores: un gesto, una mirada, un ademán o un silencio pueden ser mal percibidos si existen creencias rígidas que orienten nuestro pensamiento. El prejuicio es una enfermedad en cualquiera de sus formas y los errores de interpretación su consecuencia obvia.

Los sesgos perceptivos te hacen ver lo que no es. Te obligan a llegar a conclusiones equivocadas en las que tú eres el centro de todo. Es verdad que no hay percepción descontaminada, pero de todas maneras hay que intentar viciarlas lo menos posibles. La mejor estrategia para combatir el sesgo perceptivo es la verificación consciente, que consiste en revisar las premisas de las cuales partes y examinar el proceso por el cual llegas a ciertos resultados.

Las generalizaciones apresuradas son peligrosas porque siempre hay excepciones a la regla
que puedes ignorar. Lo ideal es lentificar el proceso perceptivo como si se tratara de una película a cámara lenta, estudiarlo paso a paso para no dejar entrar la distorsión.

Además, hoy, os dejo un par de links que están realmente bien.

Cómo evitar los prejuicios y otro que nos hará ver que los prejuicios no solo son hacia los demás, sino que también tenemos prejuicios hacia nosotros mismos. Lo que os despierten las imágenes ya me lo comentaréis.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

lunes, 6 de junio de 2016

¿Es nuestra memoria fiable?


Juraría que éste era el camino
Si pudiéramos viajar al pasado, estoy seguro de que nos sorprenderíamos al ver como los hechos acaecidos no fueron como los recordamos. Por lo tanto, embellecemos o dramatizamos nuestro pasado y, lo peor, luego tomamos decisiones basados en esos datos alterados. Al igual que sucede con la atención, recordamos de forma más fácil y mejor aquello que concuerda con nuestros esquemas o creencias almacenadas.” W.Riso


lunes, 23 de mayo de 2016

Autoengaño



En otro artículo comenté que que para lograr eliminar y reducir el número y la intensidad de aquellas emociones negativas que nos desbordan y nos acaban

lunes, 9 de mayo de 2016

Metas que dan sentido a nuestra vida


Desde la óptica de la Psicología Cognitiva con la que yo trabajo y que aplico durante mis sesiones, tenemos muy claro qué es aquello que no nos permite ser felices. No solo lo dificultan sino que juegan en nuestra contra y son esas ideas, creencias, actitudes, concepciones de uno mismo, de los demás y del mundo y de cómo deberían ser irracionales, exageradas y rígidas. Aspectos que nos dificultan la adaptación a las diferentes situaciones  que se nos pueden presentar en nuestra vida.
Esas ideas o creencias, que todos tenemos, son las que confeccionan nuestra filosofía de vida.
Ideas que no son buenas o malas en sí mismas, sino que las hemos de clasificar dentro de un continium, donde la relatividad es muy importante y es más cuestión de grado que estado puro.

Tengo la razón y tu no


Por ejemplo, defender nuestra posición cuando creemos tener la razón está bien y es recomendable. El problema comienza cuando ha de ser siempre, creer que necesitas tener siempre la razón, incluso en las cosas más nimias, para ser feliz.  Defender siempre nuestra necesidad de tener la razón nos puede generar un gran desgaste personal y afectar a relaciones personales de forma negativa. Es por ello que antes de enzarzarnos en discusiones estériles, renunciemos de forma intencionada a dicha discusión, ya que no necesitamos tener siempre la razón para estar bien y ser felices.


Podemos aceptar sin ningún problema que no siempre tenemos razón y que podemos estar equivocados como personas que somos, ya que si hay algún rasgo que define al ser humano es su falibilidad.  E incluso, yendo más allá, podemos renunciar de forma intencionada a discutir a pesar de saber con certeza que tenemos razón porque valoramos más la paz mental que genera la no discusión que el placer que nos aporta tener razón.
Hace unos días, un amigo me explicaba un chiste que decía así:
Son dos amigo que van paseando por la calle y uno le dice al otro:
-”¿Sabes una cosa? Yo nunca me enfado ni me peleo ni discuto con  nadie. A lo que el otro contesta:
- Eso no puede ser, es imposible.  A lo que el primero contesta, "Cierto, tienes toda la razón"

Lo he de tener todo controlado


La necesidad de control es otro de nuestros grandes dolores de cabeza, o mejor expresado, pensar que necesitamos tener un alto control sobre todo lo que sucede en nuestra vida para ser felices y estar bien. Existe una característica personal denominada locus de control interno (Rotter y Murlu, 1965) que define la sensación de control de aquello que acontece en nuestra vida, es decir, en que grado siento, percibo que lo que ocurre en mi vida es producido o causado por mi. Pero de esa sensación de llevar las riendas de nuestra vida a intentar tener un control absoluto de lo que sucede hay un mundo.

Llevar las riendas de nuestra vida (locus de control interno), no significa controlar lo que sucede en nuestra vida, sino tener la capacidad de que cuando sucede algo que no esperamos, sepamos redirigir nuestra vida para que los acontecimientos o las personas no tomen el control de nuestra vida.


Si conseguimos dejar que todo y todos sean exactamente lo que son sin intentar controlarlos constantemente, nos quitaremos mucha presión y tensión de encima, aceptaremos que cada uno y cada cosa es como es y eso, te va a hacer sentir mejor.

Llevar las riendas de nuestra vida, conlleva asumir la responsabilidad de nuestra vida. Por lo tanto, dejamos de culpar a los demás de nuestros males o problemas, recuperemos ese control interno. Solo aceptando esa responsabilidad, realmente seremos dueños de nosotros mismos.

Quiero presentar una queja


Y la queja? Cuantas personas pierden tiempo, salud y dinero quejándose constantemente de todo.


Aceptando nuestra responsabilidad sobre nuestra vida también afecta al plano emocional. Nadie tiene la capacidad de hacerte infeliz ni ninguna situación te puede hacer sentir triste, al menos que tu se lo permitas. No son las personas o las situaciones las que generan esos sentimientos en ti, sino la forma en que tu decides enfrentarla. Por lo tanto, deja de quejarte y resuelve el problema que te aflige.

Unido a la queja está el critiqueo. Criticar destructivamente cosas, personas o situaciones que sean diferentes a ti te genera un gran perjuicio y también te genera prejuicios. Es cierto que todos somos diferentes pero, aunque resulte paradójico, también es cierto que todos somos iguales. Porque todos queremos ser felices, queremos amar y ser entendidos. Un día leí un pintada en una muro que decía algo así:
Lo que Juan dice de Pedro, dice más de Juan que de Pedro

Viviendo de cara a la galería


A todos nos gusta gustar, no nos engañemos y eso, realmente, no tiene nada de negativo. Pero como ya he dicho anteriormente, el problema comienza cuando crees que tienes la necesidad de impresionar  a los demás para ser feliz. Además es un efecto muy perverso, ya que cuanto más lo intentas, menos lo consigues ya que las personas admiramos a aquellas personas que tienen la capacidad de ser auténticas en sí mismas. Aquellos que son auténticos, sin máscaras y que se aceptan tal como son.
Hace poco se publicó en las redes sociales un artículo escrito por una enfermera, Bronnie Ware, que atendía enfermos terminales y que durante un tiempo se dedicó a recopilar pensamientos y reflexiones de esas personas. una de ellas decía así:
Al final de la vida, la gente se arrepiente de no haber vivido siendo fiel a su propio ideal, y haberse centrado más en lo que los demás esperan de uno que en uno mismo. Vive tu vida siendo fiel a ti mismo, marcándote objetivos que realmente te importen

Abre tu resistencia al cambio


 Nuestra mente está diseñada para resistirse al cambio, pero la única forma de evolucionar, de subir de nivel, es aceptando ese cambio y adaptarse al mismo. El cambio es un estímulo, un incentivo que anima a realizar el proceso de adaptación a la nueva situación. Esa aceptación incrementa nuestra flexibilidad mental y con ella, reducimos nuestra percepción de creer que necesitamos muchas cosas para ser felices y a la vez incrementa nuestra satisfacción con nosotros mismos y con ella, nuestra felicidad. Acepta el cambio, no te resistas.
Lo importante no es la experiencia sino lo que haces con ella
En otra ocasión ya hablé del miedo. El miedo no es negativo en sí mismo, solo es perjudicial cuando no es adaptativo. Nada es más desadaptativo que no tener miedo a nada, ser un temerario. El miedo tiene dos orígenes, la ignorancia y conocer los efectos de esos sucesos. La ignorancia la superamos con conocimiento.


Si el miedo son a las posibles consecuencias, si no se han dado nunca, no tiene sentido temerlas, si ya se han dado anteriormente, de fábula!!!, ya sabemos como podemos contrarrestarlas, hagamos lo que podamos para que no se den.
Hay veces en que nos autoimponemos metas y limitaciones que nos dificultan lograr nuestras metas. Lo hacemos mediante excusas. En lugar de trabajar para crecer y mejorarnos, nos quedamos atrancados, utilizando excusas, mintiéndonos a notros mismos. Se acabó. No las necesitas para nada, no te ayudan en absoluto.

Lo pasado, pasado



Sé que no resulta fácil. Me lo dicen constantemente durante mis sesiones. Sé que es difícil cuando el
pasado parece mejor que el presente y el futuro se vislumbra horrible, pero a pesar de ello, hemos de tener presente que lo único que tenemos es el presente y es todo lo que vas a tener. No olvides, de todas formas, que el pasado que tanto anhelas fue ignorado por ti cuando era presente, ya que o estabas pensando en tu pasado o en tu futuro. No te engañes más. Mantente presente en todo lo que haces y disfrutar de la vida. Después de todo, la vida es un viaje y no un destino. Ve el futuro con claridad, prepárate, pero siempre mantente presente en el ahora.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

lunes, 25 de abril de 2016

Autoestima


Para vivir nuestra vida de manera constructiva y saludable necesitamos tener una buena autoestima. Autovalorarnos, vernos y tratarnos positivamente, de manera respetuosa y comprensiva, consiste no sólo en poner atención en nuestros aciertos, recursos y capacidades y apreciarnos por ellos; sino que también en nuestros fallos y errores. En terapia trabajamos, para aprender a aceptar el paquete completo de lo que somos, incluyendo todo lo que no nos gusta o desearíamos cambiar.

lunes, 11 de abril de 2016

Uno sólo cuida aquello que ama



Para poder dar lo mejor de nosotros mismos, para crear nuestra mejor versión -aquella que nos permita sentirnos satisfechos, plenos y completos y contribuir al entorno y las personas con las que convivimos y a las que amamos-, hemos de empezar por cuidarnos nosotros mismos, ya que nadie puede dar lo que no tiene
Y uno solo cuida aquello que ama. Cuando no amamos algo, no lo cuidamos. 


De ahí la importancia de amarnos incondicionalmente, apoyarnos y ser compasivos con nosotros mismos, tratándonos amablemente en toda circunstancia, para sentirnos merecedores de ser cuidados y de avanzar en la senda de nuestra realización.

Pero, ¿por qué nos cuesta tanto aceptarnos tal como somos?

Vivimos en una sociedad llena de dualidades, donde de forma generaliza todo se clasifica en bueno-malo, apto-no apto, amigo-enemigo y no se tiene en cuenta la riqueza de matices. 

Por una parte, esa tendencia a la generalización nos facilita enormemente la compresión de nuestra realidad, ya que se reduce a dos variables. Pero si nos quedamos atrapados en esa dualidad y no somos capaces de vislumbrar los matices, las variaciones, nos autoclasificaremos rápidamente.

 
A lo largo de nuestra infancia, adolescencia y juventud se va forjando toda la estructura de creencias sobre nuestra identidad y valía, sobre la vida en todos sus aspectos y sobre la manera de ser y hacer las cosas, nuestra filosofía de vida. Dependiendo de lo amoroso que haya sido este entorno, así seremos y nos trataremos a nosotros y a los demás.


Sufrimos también la influencia social y cultural, y en una sociedad orientada al éxito y al logro como la nuestra, la aceptación incondicional resulta casi imposible y algo excepcional. 


En ese sentido, nuestra sociedad está falta de autoestima. Enmarcados en la cultura del ‘debería’ y la insatisfacción permanente, parece que todavía caminamos lejos de la alegría y la ligereza que da la autoaceptación.

Aceptarnos incondicionalmente implica tener la capacidad de valorarnos y evaluarnos con compasión, amabilidad y paciencia, y solo desde ahí poder valorar y evaluar todo lo demás con generosidad y amplitud de miras, de nuevo como un acto de honra y respeto hacia la vida.

Tomando responsabilidad por nuestra vida

Dado que nuestro grado de autoestima se mide por lo que pensamos y sentimos hacia nosotros mismos, y por cómo nos tratamos, en la superficie y en lo más profundo de nuestro ser -nuestro autoconcepto más arraigado-, resulta muy importante cuidar nuestro diálogo interno.


 Si nuestros pensamientos están basados en la compasión, la aceptación y la confianza en nosotros mismos, podemos viajar por la vida con fluidez, y desde ahí afrontar las vicisitudes contando con nuestra fuerza interior. Si se basan en la crítica, la desvalorización y la exigencia, la vida nos resultará más costosa y el peaje será la pérdida de nuestra energía y la sensación de dificultad.

La verdadera autovaloración consiste en aceptarnos conscientemente, irnos descubriendo y poner los medios que nos ayuden a suprimir y modificar las creencias irracionales y actitudes bajo las que nos hemos ido enterrando. 

Madurar emocionlamente nos va a permitir generar un nuevo autoconcepto más positivo, que no va a depender tanto de las circunstancias externas sino de nuestro interior.

De nadie más que de nosotros depende hacer este proceso de crecimiento desde el amor a uno mismo y la autoaceptación.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

lunes, 28 de marzo de 2016

¿Tengo una mente flexible?


Si en el post anterior analizaba las características de una mente rígida, hoy veremos cuáles son las características de una mente flexible. Esa mente, esa forma de pensar y  procesar la información a la que todos deberíamos acercarnos para así, estar cada día más cerca de la felicidad.

Las mentes flexibles o mentalidades abiertas, sueles cumplir las siguientes características:

  • Análisis Crítico
  • Humor/Sentido Lúdico
  • Inconformista
  • Imparcial
  • Complejidad
  • Pluralismo

Perfil de una mentalidad abierta


A. Creencias o esquemas mentales centrales adaptativos de una mente flexible:

  • “No tengo la verdad”.
  • “Puedo estar equivocado/a en mi manera de pensar”
  • "El cambio justificado y la duda metódica son saludables”.
  • “No lo puedo tener todo bajo control"

B. Pensamientos racionales que actúan como facilitadores y promueven la apertura mental:

  • “Abandonar una idea no es necesariamente síntoma de debilidad”.
  • “Es mejor enfrentarse a los hechos tal y como son aunque no concuerden con uno mismo”
  • “La novedad es un reto”
  • “La autocrítica constructiva es el motor de crecimiento y un antídoto contra el dogmatismo, el autoritarismo y la tozudez mental”.

C. Convicciones y actitudes anti-miedo que favorecen una buena disposición al cambio:

  • La convicción de que los errores son parte natural del proceso de aprendizaje (se opone al miedo a equivocarse).
  • La convicción de que aferrarse a las creencias no aporta estatus ni incrementa la autoestima de manera saludable (se opone al miedo a no sentirse importante).
  • La convicción de que es capaz de adaptarse a situaciones nuevas (se opone al miedo a estar caducado o estar pasado de moda).

D. Estrategias prácticas a favor de la flexibilidad o apertura menta:

  • Explorar la realidad.
  • Mantenerse al día.
  • Investigar y profundizar en diversos temas.
  • Tener nuevas experiencias.
  • Escuchar a los que piensan diferente a uno.
  • Cuestionar argumentos y no atacar a las personas.
  • Promover actitudes democráticas.

Leedlo, releedlo, analizad vuestras tendencias y sed cada día un poco más flexibles mentalmente y así, más felices.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

miércoles, 23 de marzo de 2016

Construyendo una buena relación con los adolescente


Mantener relaciones sociales cordiales, constructivas y enriquecedoras no resulta tarea fácil. Todos somos únicos y especiales, y los adolescentes no son menos. 
recordemos que el mundo en que vivimos es construido por y para los adultos y si a nosotros, en ocasiones nos resulta complicado movernos en él de forma fluida, pongámonos por un momento en la situación de los adolescentes. 
Viven entre dos mundos y en ninguno de ellos se les reconocen derechos plenos, ni son niños ni son adultos. Si a estos cambios a nivel social le añadimos los que tiene lugar a nivel biológico y psicológico, se encuentran inmersos en un follón monumental. 
Dicho ésto, existen una serie de consejos que nos ayudarán a mantener una buena relación con los adolescentes. 

Aunque a veces olvidemos que no dejan de ser personas, únicas y especiales como somos todos y que no necesitan ni más ni menos que cualquier otra persona para sentirse bien consigo mismo y con los demás, ¿no?


Mantenerse en contacto



Mantener la comunicación con ellos, al igual que con otras personas, es fundamental, incluso cuando todo va bien. Compartir con ellos nuestras experiencias o vivencias, hace que seamos más cercanos. han de sentir que nos interesamos por sus vidas, no que sólo nos preocupamos por ellos. A nadie le gusta sentirse ignorado, a ellos/as tampoco. 

Tratar a los adolescentes como tales



Es cierto que aun no son adultos, pero tampoco son niños, hemos de ser consecuentes con sus cambios, tratarlos como futuros adolescentes y no ser condescendientes con ellos, ni infravalorando sus capacidades de comprensión para cuestiones de adultos. Hemos de ser honestos con ellos y ellas, será una muestra más de respeto hacia ellos, cosa que valorarán y nos ofrecerá reconocimiento, respeto y confianza por su parte.


Ser considerados


A todos nos gusta que recuerden nuestras fechas importantes, los adolescentes no son menos!! No es imprescindible asociar el recuerdo a un regalo,actividad especial, solo mostrando que nos hemos acordado estamos señalando que para nosotros son importantes y pensamos en ellos.
Pequeñas muestras de que nos acordamos de ellos, de que los tenemos presentes, sin que haya un motivo especial, también son actos que los adolescentes valoran mucho, y nos permite mantenernos cerca emocionalmente de ellos. (Reconozco que a mi también me gusta!!!)

Reconocer los esfuerzos especiales


No los subestimemos!!, son capaces de mucho más de lo que pensamos y de lo que ellos mismos piensan de si mismos. Si han mostrado un esfuerzo sostenido, han logrado un éxito o se han comportado de forma adecuada, cooperativa o colaborativa, anteponiendo las necesidades de otros a las suyas, debemos reconocerles el esfuerzo que eso supone

Decirles que los queremos


Estoy convencido de que todos amamos a nuestros hijos e hijas, pero, ¿les decimos con frecuencia lo mucho que los queremos? Tendría que ser un hábito diario decirles cuanto los queremos, y lo incondicional de este amor.

Dar apoyo




Si han tenido un mal día, las cosas no han salido como esperaba y se ha decepcionado, hemos de estar ahí. Acogiéndolos y dándoles nuestro consuelo, están cada día más cerca de ser adultos pero aun no tienen suficientes recursos para afrontar ciertas situaciones. Hemos de escucharlos y darles consuelo y apoyo. Es una muestra de que estamos a las verdes y a las maduras, que pueden confiar en nosotros. 


Evitar las burlas hirientes


Con todo el mundo, solo faltaría, pero con los adolescentes aun debemos ser más cuidadosos. Estan construyendo una nueva identidad y ciertas burlas o comentarios pueden ser muy hirientes y si además los dejamos en evidencia delante de otras personas, sus reacciones pueden ser de lo más irascibles. La falta de auto control emocional y de gestión de sus emociones está en plena construcción. Una agresión de este tipo nos distancia kilómetros de ellos... 

Usar el humor y divertirse




Ser padres o madres no significa que no podamos pasar un buen rato con nuestros hijos e hijas. Hacer bromas o reírnos de nosotros mismos hace que se generen unos vínculos emocionales muy fuertes, y predicamos con el ejemplo: pocas cosas son tan serias como para no poder reírse de ellas.

Valorar los puntos fuertes especiales de los adolescentes


Estamos muy condicionados para solo percibir los fallos o errores en los demás, e incluso en nosotros mismos, pero debemos hacer un auténtico esfuerzo tanto por aceptarnos incondicionalmente como para hacerlo con nuestros hijos adolescentes.
Localicemos los puntos fuertes de nuestros adolescentes y potenciemolos, de ahí surge el talento. Comentarios comparativos con otros adolescentes no les ayudará a sentirse bien con ellos mismos, y a la vez, se alejarán de nosotros. A nadie le gustan los comentarios hirientes, ¿verdad?
Hay que reconocer sus puntos fuertes y que los adolescente sepan que los vemos y valoramos.

Límites y normas


No hay mayor sensación de respeto hacia la persona y de reconocimiento que permitirle crear sus propias normas y límites para regularse. Es más fácil cumplir unas normas propias y respetar unos límites autoimpuestos que impuestos por una autoridad externa, sea la que sea. La participación genera compromiso. 

Ser auténticos con los adolescentes



Ser sincero, abierto y respetuoso demuestran que los queremos. Buenos modales a la hora de relacionarse muestran cariño y respeto. Por lo que mostrar cariño, afecto y respeto es la mejor forma de asegurarse que recibiremos lo mismo por parte de los otros, sean o no adolescentes.

Espero que haya quedado clara mi intención durante todo el artículo, que no es otra que la de eliminar esa "demonización" que sufre hoy en día la adolescencia por una parte de la sociedad que parece que rentabiliza esa idea de forma pudiente.
Tal como indicaba al inicio del artículo, todos somos único y especiales, ellos y ellas también.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar