jueves, 17 de abril de 2014

Controlando la Ira.

Muchas personas reaccionan con rabia cuando se sienten amenazadas porque una situación es interpreta como una amenaza.

CAMBIAR EL PENSAMIENTO
En su acepción más positiva, la ira tiene como objetivo darnos fuerza para protegernos y poder sobrevivir. Pero muchas veces mostramos exacerbación cuando no la necesitamos. Esta emoción tiene consecuencias a nivel fisiológico, pero también conlleva que las personas a su alrededor se sienten incómodas, amedrantadas, con miedo y deseos de alejarse. Nadie quiere relacionarse con una persona que estalla de forma descontrolada y que dice y hace cosas que luego cuesta olvidar, y que en muchos casos condicionan el trato de por vida.

Esta forma de actuar tiene un claro desencadenante: el pensamiento
. El iracundo está valorando el contexto como algo terrible, y sinceramente no lo es, salvo que detrás de usted corra un lobo salvaje.

 Los consejos para controlar su ira y buscar otras alternativas más sanas para mostrar su enfado deben empezar por preguntarse cómo de amenazante es el motivo que lo genera. La valoración racional de la situación, contemplarla desde otra perceptiva, le dará una dimensión diferente.

La cólera no es una respuesta eficaz para comunicarse.


 Así que olvida la idea irracional de que por las malas se consigue todo o de que hay personas que no reaccionan salvo que se les dé un grito. Si lo que necesitas es desahogarte, hazlo, pero no con este traje que te genera malestar a ti y a quienes te rodean. No existe ningún manual en el que se especifique que la ira es la respuesta idónea para expresarse cuando algo sienta mal.

 Busca la causa y localiza el motivo de tu enojo. Y pregúntate: ¿el motivo justifica la respuesta? Si es no, piensa con hoja de papel y lápiz delante en otras alternativas para enfrentarte a tu enfado y resolverlo. Busca muchas, haz una tormenta de ideas, incluso basadas en el humor: "¿cómo pensaría y reaccionaría alguien que vive en la campiña, rodeado de pájaros y con un ritmo lento de vida?"

Una vez que tengas escritas todas las alternativas, léelas y decide, en función de tu forma de ser, cómo te gustaría comportarse la próxima vez ante esta situación.
"Si te enfadas, piensa en las consecuencias” Confucio.

Practica un idioma sereno. 


Lo que te dices a ti mismo , tu diálogo interno, te lleva a sentir de una forma determinada. Si no quieres experimentar furia, no te hables con términos como “horrible”, “no lo soporto”, “estoy hasta las narices”. Suaviza y utiliza expresiones del tipo “es desagradable, pero es pasajero”, “a veces esto es cansino”, “si tuviera que elegir, no sería esta mi decisión”.

Si la ira y el estado de enfado se mantienen en tu vida como una constante en lugar de ser algo puntual, practica alguna técnica que te relaje: yoga, deporte, mindfulness, técnicas de relajación muscular. Cualquier ejercicio que te permita equilibrar el interior para ser paciente en el exterior.

Entrénate en habilidades sociales e inteligencia emocional.


 Entender los puntos de vista de los demás te permitirá ser más flexible y tolerante. Uno de los factores que nos llevan a ser irascibles es la falta de comprensión con los demás. Entiende que no todos somos iguales, que llevamos ritmos distintos, que funcionamos de diferentes formas. Escucha por qué las personas actúan de otra manera y trata de entenderlos de forma sincera y de ponerte en el lugar de ellos. Igual esta otra visión te relaja.

Mejor ser prudente.


 Las personas irascibles creen que tienen el derecho a verbalizar todo lo que les pasa por la mente. A pesar de que ser sincero es una virtud, la sinceridad sin tacto es mala educación.

Ves sacando piedras de la mochila y no dejes que se te acumulen los malos ratos. Resuelve problemas, tome decisiones, llama a quien te ofendió o con quien te sientes ofendido, tómate esos "problemas" como retos a superar o oportunidades para ser mejor persona y cerrar heridas.

Practica actividades que le hagan sentir bien. La ecuación es sencilla. Si en tu balanza hay más placer que obligaciones, te sentirás bien y a gusto. Te sentirás feliz, y las personas felices son menos agresivas e irascibles.

Y recuerda: no eres es globo, no hace falta que revientes cuando algo le pincha. Tienes capacidad para controlarte e inhibirte si así lo decides. Una de las consecuencias emocionales de las personas con ira es la sensación de falta de control. Son las situaciones las que los controlan a ellos.
 No te dejes arrastrar por arranques emocionales. Tener control es posible y está en tu mano.

Haz lo que amas, ama lo que hagas!!!!
Toni Aznar.
Psicólogo.


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