lunes, 2 de junio de 2014

Qué nos motiva en el trabajo


"Además del dinero, que no debería ser incentivo, ¿qué cosas nos sacan de la cama por las mañanas?
¿Qué nos motiva en el trabajo? ¡Vaya pregunta!, dirán muchos. Pues el dinero. A primera vista, esa sería la motivación principal de cualquier trabajador, pero no es tan sencillo. Hay más. Los retos, la responsabilidad, el liderazgo… son algunas de las respuestas que nos vienen a la cabeza detrás del sueldo pero, en realidad, la tarea más difícil y agradecida es estar orgullosos de lo que hacemos.
Cuando pensamos en el trabajo, por lo general pensamos en la motivación y el sueldo como la misma cosa, pero la realidad es que probablemente deberíamos añadir todo tipo de cosas: el significado, la creación, los retos, la propiedad, la identidad, el orgullo, etc.” Partiendo de esa premisa, buscamos las claves de lo que nos motiva y hace mejorar nuestro día a día en el trabajo tirando de media docena de estudios. Tomen nota, jefes y directivos."

Como este artículo, QUÉ NOS MOTIVA EN EL TRABAJO encontrareis muchos navegando por la red, pero yo quiero ir un paso más allá.


Nuestra tendencia habitual es a esperar que los otros nos motiven, nos incentiven, nos ofrezcan proyectos estimulantes que se adapten a nuestras características y preferencias personales, etc. Pensar así no es realista y por ello, no es adaptativo. Por qué? Porque la fuente de la motivación no está fuera, sino que está dentro, es auto-motivación.

El ámbito laboral, es un ámbito que si bien en algunos pocos casos puede ser embrutecedor, dependerá de nuestra actitud ante él, de cómo nos sentiremos trabajando. Hoy en día, incluso con la crisis, a pesar de la crisis que diría yo, el trabajo es una gran fuente de gratificación  personal. Siguiendo lo que dice Rafael Santandreu en su blog, él nos habla de dos tipos de personas que acostumbra a encontrarse en los lugares de trabajo:

  • El potenciador, que es aquella persona que disfruta de su trabajo, independientemente del trabajo que sea. Le pone ganas y pasión en todo lo que hace. Son personas que gozan y disfrutan con el trabajo. Eso es lo más importante para ellos, no dejar nunca de disfrutar con el trabajo. Son personas que saben retarse, se dan el gusto de hacer bien las cosas.
  • También existen los lapidadores, que son aquellos que nunca están contentos, siempre quejándose, lamentándose y procurando que los demás no puedan disfrutar del trabajo.
Para lograr aumentar el disfrute en el trabajo, debemos mentalizarnos, mentalizarnos para disfrutar haciendo lo que hacemos, amando lo que hacemos.

Los potenciadores se proponen retos, encontrar nuevos métodos de hacer las cosas, intentan hacer las cosas mejor, instauran una sana competición, (cómo puede hacerlo mejor?).

En psicología, trabajamos por nuestra felicidad, por nosotros mismos, no nos preocupamos por los demás directamente, intentamos evitar imitar formas de pensar que promueven la “lapidación laboral”.


La gestión de las relaciones personales en el trabajo, es junto con la actitud potenciadora, otro de los pilares del bienestar laboral.

Es superimportante entender, integrar y aprender a no pelearse nunca con nadie en el trabajo y hacer una buena gestión de la relaciones personales en el trabajo.
Existen tres principios básico para hacer una buena gestión de estas relaciones laborales.
  1. La Aceptación Incondicional del otro. Comprender que todo el mundo falla. Que cualquier día nos puede pasar a nosotros y no pasa nada.
  2. Sugerir los cambios en lugar de exigirlos. A nadie le gusta que le exijan.
  3. Aprender a renunciar cuando toca.
La Aceptación Incondicional consiste en reconocer y aceptar que la gente, las personas, no somos perfectas, que nos equivocamos, todos. Ante un error, entre adultos, no tiene ningún sentido el castigo. Es ideal sugerir con Aceptación Incondicional: las personas están deseando dar lo mejor de uno mismo, a la gente le encanta hacer bien las cosas, a las personas no les gusta recibir broncas y amenazas.


Es mucho más útil sugerirle a una persona que no vuelva a algo o que lo haga de determinada manera,que exigirle que lo haga o no.

La renuncia, se basa en ser capaz a renunciar a lo que toca, aunque lo consideremos una injusticia. Esa capacidad de tener paciencia, esperando nuestro momento que llegará producto de la pasión puesta en nuestro trabajo. Os recomiendo que reviséis uno de mis artículos anteriores de mi blog     EL BAMBÚ JAPONÉS Y LA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN

Existen compañeros que por ejemplo son “trepas”, que con malas artes, de forma inmoral o no ética, logran objetivos que tu puedes desear o merecer más que ellos. Tranquilo, sigue con lo tuyo, renuncia hoy para ganar mañana. Hemos de comprender que el compañero se está equivocando, le podemos, como mucho, sugerir el cambio. Pero lo que no podemos permitirnos, es dejar de disfrutar de nuestro trabajo por culpa del comportamiento erróneo de ese compañero.

El “escaqueao”, que te obliga a trabajar más para finalizar la tarea. Pues sí, te obliga a trabajar un poco más, pero a cambio, serás más feliz que él. Renunciamos a quejarnos, si no cambia, mala suerte. Piensa que lo importante es disfrutar de tu trabajo, no es trabajar más o menos, pon pasión en el trabajo.

Los “criticones”. Los criticones son muy molestos porque hablan sobre nosotros y pensamos que estropean nuestra imagen pública. Nos molestan porque pensamos que tener una imagen sólida e impoluta es super importante. Primero, lograr esa imagen perfecta es imposible, no existe, nadie la tiene, y además, para qué la quieres.

Ocúpate de trabajar con pasión y amor y prevalecerán lo que haces bien hecho.

Respecto al hecho de exigir, si quieres llevarte bien con los demás, no debes exigir nunca nada a nadie, solo sugerir, aunque tu tengas razón. ¿Por qué?  Ahora te lo explico.

Cuando yo exijo algo a alguien, me creo que esa exigencia es cierta, que tiene que ser así y si no es así, me amargo, me enfado, me entristezco.

Cuando exijo algo a alguien, levanto una barrera en el otro, aunque tenga la razón, el otro reaccionará mal. A mi no me gusta que me exijan, cuando me exiges, en lugar de escuchar lo que estás diciendo, comenzaré rápidamente a pensar qué te puedo exigir yo a ti en algún otro ámbito. Tu me exiges A, yo te exijo B, y como tu no quieres cambiar B yo no pienso cambiar A.

Alternativa: Sugerir.

Existen frases modelo que pueden ser muy útiles para sugerir ese cambio de forma positiva, del tipo:
“Perdona, Julio, me encantaría, me gustaría, sería fenomenal que en lugar de hacer A/ mires de no hacer A/ hacer mejor B que A. Si no puedes, tranquilo, yo seguiré estando muy contento de seguir trabajando contigo siempre.”

Con la exigencia, el cambio es prácticamente imposible, con la sugerencia, como se trata de un cambio en positivo, la probabilidad de que este cambio se dé, es mucho más alta, además, si tiene lugar es mucho más profundo y duradero ya que la decisión de cambiar, en último término, es de la persona, no es por imposición u obligación nuestra. Él cambia porque está convencido de que el cambio es mejor, no por miedo a represalias, amenazas u otras consecuencias negativas.

Y si al final, la persona, decide no cambiar, no me amarga ya que lo Acepto Incondicionalmente tal como es.

Y ya sabes, haz lo que amas, ama lo que hagas.
Toni Aznar

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