Los límites están en todas partes, presentes casi en cada rincón de nuestras vidas. Pasos de peatones, en las normas de circulación o las normas sociales. Entendemos que estos parámetros son vitales para protegernos. Sin embargo, cuando se trata de establecer límites personales, los mitos abundan. Pero si los límites no han de ser algo, es limitadores.
Me explico.
Aunque parezca contradictorio, un límite ha de ser flexible o, por lo menos, tener la capacidad de flexibilizarlos. Si no es así, un límite se convierte en limitador, un límite sin esa capacidad, se convierte en una norma rígida e irracional y por lo tanto, una carga insoportable y difícilmente sostenible.
No existe ninguna norma que no contenga una excepción, ninguna. ¿Un ejemplo? No matarás. ¿No lo harías?, ¿nunca?, ¿bajo ninguna circunstancia?, ¿cómo lo puedes saber si esa circunstancia no se ha dado?
No existe ninguna norma que no contenga una excepción, ninguna. ¿Un ejemplo? No matarás. ¿No lo harías?, ¿nunca?, ¿bajo ninguna circunstancia?, ¿cómo lo puedes saber si esa circunstancia no se ha dado?
Evidentemente, son normas básicas de convivencia que se han de respetar, no las estoy contradiciendo, pero si el legislador y el juez consideran que existen condiciones atenuantes, e incluso excluyentes, es señal de que para que una norma sea válida y respetada, ha de ser flexible.
Una vez dejado claro que el principal aspecto del límite es “no ponernos rígidos” y que el límite sea “propulsor”, paso a analizar algunos de las realidades que se encuentran detrás de los mayores mitos sobre los límites personales.
Mito 1. Los límites nos alejan de los demás
La realidad es que los límites son realmente claves para las relaciones personales. Según algunos autores, los límites ayudan a distinguir entre sí mismo y los demás, y esta percepción ayuda a mantener relaciones más saludables y duraderas.
Los individuos con una diferenciación saludable de sí entienden que son distintos de los que les rodean. En otras palabras, aprenden a diferenciar sus propios sentimientos, pensamientos, necesidades y experiencias. Esto les permite permanecer verdaderamente conectados con los demás sin perder su propio sentido de sí mismo.
Mito 2. El amor no requiere límites
En muchas familias y círculos de amistad, la expresión ‘te amo’ se equipara con ‘estoy dispuesto a hacer lo que me pidas en cualquier momento’. Esto supone que en nombre del amor verdadero, muchas personas terminan cediendo a demandas que causan daño, que provocan resentimiento y que, finalmente, pueden destruir la relación.
A veces, y más a menudo de lo que creemos, el gesto más amoroso es decir que no, particularmente en las relaciones con nuestros hijos.
Mito 3. Los límites son egoístas
La realidad que subyace a este mito es que ayudarás a mucha más gente si estás lleno de energía que si estás agotado, resentido y excesivamente comprometido. Decir que sí te hará sentir bien en ese momento, pero cuando no seas capaz de mantener tu compromiso estarás decepcionando a los demás y a ti mismo.
Decir no puede parecer decepcionante en el momento, pero a la larga te hará ayudar a más personas con mayor eficacia. Además, los límites son realmente útiles para los demás, ya que proporcionan una comprensión más clara de lo que somos, lo que nos importa, y nuestra forma de actuar.
Mito 4. Establecer límites requiere cierta maldad
La realidad es que en general las personas no perciben los límites personales como un castigo. Este mito puede provenir de personas con límites débiles, cansadas de ser atropelladas o ignoradas. Por otra pare, los límites no requieren de acciones intensas ni violentas. De hecho, a veces los límites más fuertes y eficaces no requieren ni siquiera de palabras.
Mito 5. Los límites requieren demasiado tiempo.
En realidad, es más bien todo lo contrario. Una vida sin límites puede llegar a agotar tu tiempo, tu energía y tus emociones. Las líneas imaginarias que trazamos alrededor de nuestros cuerpos, relaciones, objetos, sentimientos y creencias nos dan el tiempo, la seguridad, los recursos y el enfoque necesario para construir nuestra propia vida y el mundo que estemos dispuestos a crear a nuestro alrededor.
Haz lo que amas, ama lo que hagas.
Toni Aznar
Fuente: Psicopedia.org
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