Hoy me gustaría hablar sobre un tema que considero muy polémico. A partir de un artículo publicado en Psicopedia "La Violencia de género: Dependencia emocional y relación de pareja" y compartido por Verónica Rodriguez Negro, expondré algunas de las partes del mismo, con un introducción de mi propia cosecha al igual que las conclusiones finales.
Por qué algunas mujeres, a pesar de sufrir maltrato físico y psicológico por parte de sus parejas, soportan esa situación y en caso de ruptura, vuelven a reiniciar la relación con el maltratador.
¿Es la dependencia emocional un rasgo previo de la mujer que permanece en situación de violencia o es la dependencia emocional el resultado de la prolongación de un maltrato continuado y profundo?
Personalmente, lo considero el resultado de la dependencia emocional debido a la prolongación de un maltrato continuado, más que un rasgo de personalidad-biológico y explicaré porqué.
Tal como sucede con el maltrato infantil, la persona maltratada desarrolla una serie de comportamientos que visto desde fuera, pueden parecernos extraños, incomprensibles o incoherentes, pero en su entorno, en su contexto de violencia, esos comportamientos son adaptativos ya que les ayuda a sobrevivir.
Tanto en psicología infantil como de adultos, esos comportamientos no se han de cambiar hasta que no se elimine la situación o el contexto de violencia. Si no se hace así, se corre el riesgo de que se incremente el nivel de violencia para con la víctima. Por eso resulta tan difícil modificar el comportamiento de mujeres maltratadas que retornan al hogar o hacen vida con su maltratador. Con esto, apoyo la tesis de que la dependencia emocional es más un aprendizaje que un rasgo de personalidad, por lo tanto, como todo lo que es aprendido, es modificable.
Tanto en psicología infantil como de adultos, esos comportamientos no se han de cambiar hasta que no se elimine la situación o el contexto de violencia. Si no se hace así, se corre el riesgo de que se incremente el nivel de violencia para con la víctima. Por eso resulta tan difícil modificar el comportamiento de mujeres maltratadas que retornan al hogar o hacen vida con su maltratador. Con esto, apoyo la tesis de que la dependencia emocional es más un aprendizaje que un rasgo de personalidad, por lo tanto, como todo lo que es aprendido, es modificable.
El círculo del maltrato y el retorno con el agresor
Por lo que saber los motivos por los que se da esta conducta de "regreso con el agresor", nos ayudará a mejorar los resultados de las intervenciones, ya que se considera que existe una dependencia emocional de la víctima respecto al agresor.
Existen dos líneas de investigación principales que dan una explicación al origen de esta dependencia emocional.
Por un lado, hay autores (Castelló, 2005), que sugieren que es un rasgo de personalidad y lo conciben como un trastorno de la personalidad. algo difícil de corroborar ya que el grupo de mujeres que retornan con el agresor es tan heterogéneos que dificulta establecer un perfil de personalidad preciso.
Mientras que por otro lado, existen autores (Amor y Echeburúa, 2006), que entienden la dependencia emocional como un estado resultado de un proceso prolongado de subordinación y maltrato. Por lo que la dependencia emocional es más una consecuencia del maltrato que una causa.
Por un lado, hay autores (Castelló, 2005), que sugieren que es un rasgo de personalidad y lo conciben como un trastorno de la personalidad. algo difícil de corroborar ya que el grupo de mujeres que retornan con el agresor es tan heterogéneos que dificulta establecer un perfil de personalidad preciso.
Mientras que por otro lado, existen autores (Amor y Echeburúa, 2006), que entienden la dependencia emocional como un estado resultado de un proceso prolongado de subordinación y maltrato. Por lo que la dependencia emocional es más una consecuencia del maltrato que una causa.
Las agresiones generan:
- pérdida de autoestima
- aumenta la vulnerabilidad (debilidad) psicológica
- pérdida de poder
- indefensión aprendida.
Por ello, los estudios sobre la dependencia emocional vinculada a las agresiones de género, nos pueden resultar muy útiles para el diseño de estrategias dirigidas a evitar la violencia secundaria, posterior a la ruptura. Ya que la dependencia emocional queda como secuela después de la ruptura y puede influir en la vuelta con el agresor o entrar en una nueva relación nociva.
Manifestaciones de la violencia de pareja
La violencia en la pareja adopta diferentes formas. Acostumbra a ser de origen psicológico para pasar al plano físico cuando la persona afectada se resiste al la violencia psicológica. Es más, laas agresiones físicas comienzan con pequeños empujones o agresiones leves, que poco a poco se van incrementando. Esa baja intensidad inicial hace que la víctima normalice tratos inadecuados.
Hay teorías que apuntan que la permanencia en conviviencia con el agresor es debido a que en la pareja se da una intermitencia entre el buen trato y el mal trato, mientra que otras sostienen que la víctima se mantiene inmóvil dentro de la relación, sin la esperanza de que la violencia acabe, y sin ver otras alternativas a las que pueda acceder, a pesar de que la violencia de la pareja acaba cronificándose y creciendo en frecuencia e intensidad.
El apego
Siguiendo el artículo anteriormente mencionado, hay autores como Bartholomew y Larsen(1992), relacionan la dependencia emocional con un estilo de apego “preocupado”, donde el sometimiento de la víctima no es un fin sino un medio (para preservar la relación, para contentar a la pareja idealizada, por el miedo a la ruptura).
Otros autores, consideran que en la dependencia emocional se da una prioridad absoluta a la pareja a través de relaciones basadas en la subordinación y la sumisión. Este tipo de vinculación da lugar al una dependencia emocional denominada "apego paradójico" por Saltijeral, Ramos y Caballero (1998). Muchas mujeres consideran que deben seguir luchando para que su pareja cambie. Como no encuentran una explicación ni un porqué a las agresiones que sufren, llegan a culparse a sí mismas como causantes, eso, al menos les da una explicación que les ayuda a resolver esa falta de respuestas, esa disonancia.
Finalmente, la dependencia emocional se equipara a una variante del Síndrome de Estocolmo (Síndrome de Estocolmo doméstico "SIES-d") y que según Andrés Montero, se consideraría un trastorno de adaptación, donde la mujer desarrollaría este trastorno para proteger su identidad, dando lugar a un trastorno disociativo que lleva a la víctima a negar la violencia del agresor y generando un vínculo emocional con el lado que percibe como más positivo del agresor.
La indefensión aprendida tras el maltrato repetido y continuo
El modelo psicológico pone énfasis en la búsqueda de los motivos por los que una mujer maltratada no rompe con su pareja para evitar ser objeto de maltrato (Blázquez, 2010), pero lo cierto es que detrás del maltrato hay un profundo desgaste psicológico que va deteriorando la personalidad de la víctima (Martos, 2006).
Existen diferentes motivos por los que una mujer maltratada no informa sobre el maltrato:
- Por miedo a su agresor (que ejerce un tiránico poder sobre ella),
- Por dificultades para recordar aspectos relacionados con la victimización (amnesia psicógena, estados disociativo),
- por creencias deformadas con sentimientos de culpa o vergüenza o
- por historia negativa a partir de revelaciones previas-absolución del agresor en algún juicio.
Por lo que no debemos olvidar que la experiencia de los maltratos repetidos produce síntomas de estrés postraumático capaces de modificar los esquemas cognitivos de las mujeres (Calvete, 2007).
Cuando la violencia se cronifica, puede dar lugar a cambios en la personalidad que hace a las víctimas más indefensa y vulnerable a sufrir nuevas agresiones, donde el agresor, al poseer mayor poder sobre su víctima. ya que la ha desposeído de cualquier cuota de poder, provoca una situación de desesperanza, donde la mujer no encuentra ninguna salida mejor a continuar con el agresor y que refuerza la dependencia emocional con el agresor.
Existen múltiples factores socioeconómicos asociados de forma habitual a la permanencia de la mujer con el agresor: sin embargo,
- la percepción de la falta de control de la situación,
- la baja autoestima y
- la dependencia emocional de la víctima
Conclusiones
En la mujer víctima de maltrato, la dependencia emocional previa (como rasgo de su personalidad) será un factor que dificultará la ruptura definitiva, siendo un indicador de riesgo para la reanudación de la relación de pareja.
La aparición de la dependencia emocional vendría provocada por factores de tipo,
- cultural (roles de género),
- historia personal de la mujer,
- tipo de apego y
- asunción de papel receptivo sumiso derivado de una autoestima precaria.
Considerar el rasgo de personalidad dependiente como único causante de la dependencia emocional hacia un agresor sería del todo insuficiente para dar una explicación plausible ya que, además, coloca a la víctima como única responsable del maltrato sufrido y se obvia la figura del agresor y que mujeres con este rasgo de personalidad siempre se vincularían a varones maltratadores, cosa que no siempre sucede.
En primer lugar, debemos evitar la “re-victimización” o “victimización secundaria”, principalmente, evitando todo lo posible tratarla como si fuese una víctima. Hemos de reforzarla para que asuma su responsabilidad y retome el control de su vida. Hemos de ayudarla a que visualice e interprete la vida de forma diferente, evitando generar un estatus de "víctima" que justifique mantener su estado.
En sentido estricto, pocas cosas de las que nos suceden en la vida, están bajo nuestro control, pero lo que sí podemos controlar es CÓMO INTERPRETAMOS LO QUE NOS SUCEDE EN LA VIDA, si podemos elegir qué hacemos con lo que la vida nos ofrece. “¿Es esto que ha sucedido una desgracia o, por el contrario, una oportunidad para cambiar mi vida?”
En este pequeño cambio, hay un poder inconmensurable, capaz de hacer que nuestra vida pase de ser un infierno, a una vida placentera, con sus cosas buenas y malas, pero, agradable y desafiante en general.
Aceptar nuestra parte de responsabilidad (que no culpa) en cómo nos tomamos las cosas que nos sucede en la vida, a corto plazo puede resultar desagradable, pero a la larga, nos hace más fuertes y resistentes mentalmente y por lo tanto, más felices.
Esa es la segunda indicación, hacerle entender y aceptar, que la vida es como es, cierto, pero que el color de la vida depende en gran medida de cómo nosotros la queramos pintar.
Haz lo que amas, ama lo que hagas
Toni Aznar
Fuentes: Psicopedia "La Violencia de género: Dependencia emocional y relación de pareja" y compartido por Verónica Rodriguez Negro,
Muchas gracias por presentar este resumen. Toni Aznar, de una temática preocupante y de total actualidad. Un cordial saludo.
ResponderEliminarVerónica Rodriguez Negro, psicologa colegiada BI 03318
No se merecen, Verónica. Considero el tema muy preocupante y, lamentablemente, de actualidad, por lo que es nuestra responsabilidad dar la máxima difusión a toda la información.
EliminarMuy buen trabajo el tuyo, sin ninguna duda.
Saludos desde Barcelona
A tu disposición y el de las personas interesadas en la temática de la VG( mujer, hijos/as y varones), para seguir compartiendo y debatiendo en nuestro quehacer e ilusión.
EliminarGracias Verónica, muchas gracias por tu oferta, lo tendré en cuenta
EliminarUn abrazo