lunes, 25 de abril de 2016

Autoestima


Para vivir nuestra vida de manera constructiva y saludable necesitamos tener una buena autoestima. Autovalorarnos, vernos y tratarnos positivamente, de manera respetuosa y comprensiva, consiste no sólo en poner atención en nuestros aciertos, recursos y capacidades y apreciarnos por ellos; sino que también en nuestros fallos y errores. En terapia trabajamos, para aprender a aceptar el paquete completo de lo que somos, incluyendo todo lo que no nos gusta o desearíamos cambiar.

Y no se trata de pensar que no necesitamos modificar nada y está bien quedarnos como estamos. De hecho nuestra vida nos da continuamente oportunidades, en forma de circunstancias, para mejorar y evolucionar, y todas ellas nos llevan a aprender cosas que nos permiten vivir una vida con mayor plenitud.

Según Belén Giner aceptarnos incondicionalmente no implica conformarse con lo que hay, ya que es, precisamente en nuestros momentos más bajos o vulnerables, cuando sentimos que hay cosas que transformar o mejorar, es cuando más afecto y apoyo necesitamos de nosotros mismos, ya que para cambiar cualquier aspecto requerimos de toda nuestra energía disponible. En terapia, esa energía la materializamos en acciones y actitudes mediante argumentos objetivos, funcionales y flexibles.



Debido a lo arraigado de algunos de nuestros hábitos, pensamientos y actitudes, el cambio no será instantáneo, y precisamos de atención, dedicación y voluntad.

Así, mientras la autoaceptación nos proporciona el apoyo y la energía necesaria para entregarnos a hacer lo que sea que necesitemos en cada momento -ya sea cuidarnos, tanto física como mental y emocionalmente, como crear y cuidar relaciones armoniosas en nuestra vida, cambiar patrones o ponernos en marcha para conseguir los objetivos vitales que nos propongamos-, el rechazo hacia nosotros mismos -poner ‘peros’ a lo que somos, hacemos o tenemos-, desvía esa energía, que entonces se dedica a criticarnos, ponernos en duda, enfadarnos o auto-exigirnos, con las consecuencias que esto conlleva. es decir, y desde mi perspectiva psicológica profesional, el uso de argumentos de aspecto irracional, hará que nuestros comportamientos y nuestras emociones sean menos funcionales y nos dificulten conseguir nuestros objetivo.



 A raíz de este rechazo por aceptarnos condicionalmente (nos aceptamos con condiciones sinó, no nos aceptamos), se activan sentimientos de culpa o de vergüenza, lo que se pone en marcha es todo un mecanismo de autocastigo y empequeñecimiento que nos termina llevando a la parálisis y el victimismo, impidiendonos tomar las riendas de nuestra vida y avanzar hacia lo que queremos. El efecto del autorechazo es que acabamos echando piedras sobre nuestro propio tejado, desgastando nuestra preciosa energía inútilmente.



Por ese motivo, trabajar para aceptarnos tal como somos, con nuestras luces y nuestras sombras, sin resignarnos a cambiar aquellos que podemos cambiar para mejorar cada día y ser, un poco más felices. 

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar


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