lunes, 18 de julio de 2016

Evitando la realidad


Para finalizar esta presentación basada en analizar cómo funciona nuestra mente, cuales son sus tendencias para comprender porque pensamos como pensamos y porqué actuamos como actuamos, os presento el último modelo de funcionamiento, que como ya dije en artículos anteriores, estos procesos nunca actúan de forma independiente y solitaria, sino de forma interrelacionada, y reforzándose unos a otros, pero no solo en el aspecto negativo, también sucede cuando pensamos y creemos bien.

Las estrategias evitativas y compensatorias.

Las estrategias de evitación también ayudan a la autoperpetuación de los esquemas negativos, aunque de una manera más indirecta que las profecías de autorrealización. La psicología humana se mueve en una contradicción esencial: mientras que de manera consciente queremos dejar de sufrir y eliminar las creencias irracionales responsables de nuestro malestar, de manera no consciente reforzamos nuestros esquemas negativos evitando cualquier confrontación que los haga tambalear. Un buen símil sería como si viviéramos con un enorme y furioso perro al cual le tuviéramos miedo y aún así, lo alimentamos cada día para que esté más fuerte y grande.

Un joven ejecutivo prefirió perder su trabajo a tener que enfrentarse al miedo de hablar en público, la evitación se impone a la razón.

Tendemos a preferir el alivio del escape a la posibilidad de desaprender las viejas ideas que tanto daño les habían causado, aunque fuera incomodo o doloroso. Como en tantos otros aspectos de la vida, hay un sufrimiento inútil, que implica un estancamiento to irracional, y un sufrimiento útil, que nos hace ver las cosas como son, para luego modificarlas.

La conclusión es clara: la conducta de evitación fortalece los esquemas negativos porque impide su confrontación con la realidad. Es una forma directa de autoperpetuación, ya que se pierde la oportunidad de “desaprender lo malo”.

Desde una psicología de tendencia cognitivo conductual recomiendan afrontar las situaciones temidas de forma experiencial (hablar en público, subir a un avión, jugar con arañas...) pero desde la perspectiva de la Psicología Cognitiva, que es la que yo trabajo y aplico en terapia psicológica, actuamos sobre los esquemas negativos, las creencias irracionales y las ideas erróneas. Los miedos están en nuestra mente y no fuera. Si no cambiamos nuestra forma mental de interpretar una situación, experimentar que no sucede realmente lo que esperas, no te asegura que ese miedo o temor no se focalice en otro aspecto o situación. Lo que hemos de trabajar son las creencias que nos hacen evitar una situación determinada, no la conducta en si, ya que no es más que un síntoma de nuestra errónea forma de pensar. Evitamos porque pensamos erróneamente que evitar es la mejor opción.

Como en una infección, el analgésico solo calma el dolor, uno de los síntomas, pero no cura la infección que es la causa del dolor. Solo con antibióticos se puede eliminar la causa del dolor.

Disfruta de lo cotidiano.

Toni Aznar

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