Hablamos de fobia cuando existe un miedo intenso y persistente a objetos o situaciones específicas que pueden estar presentes en el momento en que sentimos esta emoción, o incluso podemos anticiparlo. En consecuencia, tenemos una respuesta de ansiedad y sentimos un gran malestar. Además, ese miedo interfiere en nuestra vida cotidiana, no pudiendo realizar actividades que nos gustaría realizar.
A continuación vamos a desvelar algunos mitos sobre las fobias y la ansiedad.
1. ¿Es malo tener ansiedad?
Es normal tener miedo. Todo el mundo tiene miedo a algún objeto o situación. Lo mismo ocurre con la ansiedad. De hecho, tanto el miedo como la ansiedad son emociones que se consideran adaptativas y con valor de supervivencia. Nos prepara para la acción, activando nuestro Sistema Nervioso y poniéndonos en disposición para enfrentarnos a la situación o bien escapar de ella.
Piensa en un león. Si no tuviéramos miedo a un león, probablemente nos acercaríamos sin pensarlo a uno de ellos, ateniéndonos a que nos pueda dar un mordisco o un zarpazo. Piensa en una situación de examen. Si no sintiéramos ansiedad, estaríamos tan relajados que probablemente nos costara mayor esfuerzo concentrarnos en las preguntas que nos realizan.
El problema de la ansiedad (y por tanto del miedo) es cuando se presenta de forma repetida, con una intensidad elevada y duración prolongada ante un objeto o situación que realmente no tiene demasiado peligro, o incluso, que carece de él.
Como hemos comentado antes, la ansiedad es una emoción adaptativa, nos ayuda a interactuar con nuestro entorno activándonos y poniendo nuestras energías en marcha. Sin embargo, cuando se da en exceso o de forma desproporcionada, se habla de una ansiedad desadaptativa, pues nos interfiere en nuestra vida cotidiana.
Imagina el examen de antes. Si la ansiedad que sentimos es muy elevada, probablemente nos dejará paralizados, nuestro estudio se mezcle con otras temáticas, y no consigamos acertar ninguna pregunta. Además, no es malo tener ansiedad. Lo problemático es tener demasiada ansiedad, pues nos paraliza ante situaciones que quizás nos sea más útil y adaptativo estar activados en niveles intermedios.
2. ¿Soy la única persona que tiene una fobia?
3. ¿Por qué me pongo tan nerviosa ante la situación que me da miedo?
Todos estos síntomas son característicos de las fobias. Pero no pienses que no sirven para nada. Todo lo contrario. Aunque parezca incoherente, estas sensaciones físicas que sientes son necesarias para la situación a la que te enfrentas. El corazón bombea la sangre con mayor fuerza para irrigar al cerebro y a los músculos. La respiración se acelera para conseguir mayor cantidad de oxígeno y llevarlo a través de la sangre a los músculos. Éstos están tensos porque están repartiendo la energía que les lleva para prepararse para enfrentar la situación o escapar. El sistema digestivo deja de funcionar para así prestar su energía al resto del organismo.
Como puedes observar, nuestro cuerpo reacciona de esta manera para prepararnos antes de que ocurra algo malo. Sin embargo, recuerda lo que comentábamos antes, y es que una respuesta de este tipo en exceso puede provocarnos consecuencias negativas. Por ello, es importante saber controlar nuestras sensaciones físicas y nuestra ansiedad. Eres tu quien tiene la posibilidad de reducir dicha ansiedad.
4. ¿Por qué tengo miedo?
Imagina una situación en la que te encuentres sentada en tu pupitre delante de la hoja de examen de una de las materias más complicadas. Has estudiado mucho, y las preguntas parecen fáciles al primer golpe de vista. Sin embargo, no deja de pensar que te va a salir mal y que no sabes contestarlas. Estos pensamientos probablemente te lleven a suspender el examen, pues no crees que vayas a contestar bien las preguntas, a pesar de que hayas estudiado mucho.
Lo mismo ocurre cuando nos encontramos con el objeto o situación fóbica. Solemos tener pensamientos recurrentes que nos impiden ver con claridad la realidad. Pensemos en el caso de Xavier. Tiene fobia a los perros, y piensa que son animales dañinos o que si se acerca le van a morder. Es cierto que hay algunos perros que son más peligrosos que otros, pero no todos los perros son peligrosos ni todos los perros le van a atacar.
Piense en la probabilidad que hay de que ocurra. Los perros son mansos e incluso muy cariñosos, y solo muerden o atacan si creen que están en peligro. Mucha gente tiene perros como mascotas, y la mayoría afirman que son unos compañeros ideales.
Observa como los pensamientos y creencias que tiene Xavier ante los perros son falsos y tienen poco fundamento. Dichas creencias le impiden a Xavier disfrutar de la compañía de un perro, y no puede jugar con ellos ni sacarlos a pasear.
Nuestros pensamientos son capaces de provocarnos ese estado de ansiedad que experimentamos cuando vemos el objeto o la situación fóbica. Si conseguimos eliminar los pensamientos negativos hacia ese objeto o situación temida, es muy probable que nuestra ansiedad se vea reducida también.
5. Conozco casos en los que ha pasado lo que me da miedo…
6. Me siento bien, mientras no tenga delante lo que me da miedo… no pasa nada.
Las conductas de evitación aportan beneficios a corto plazo, pero son inconvenientes a largo plazo para las fobias, pues contribuyen a su mantenimiento. En ocasiones, una fobia se mantiene por dichas conductas. “No me dan miedo las arañas, pero no voy a estar en la misma habitación que una”. Si observa detenidamente esta respuesta, verá que realmente el miedo sigue manteniéndose latente, aunque la persona diga lo contrario.
Al igual que las conductas, nuestros pensamientos también contribuyen al mantenimiento de las fobias. Si Xavier sigue pensando que los perros son dañinos, nunca será capaz de acercarse a ningún perro para comprobar que no es así. Anticipar hechos es muy frecuente, a la par que problemático para el miedo que sentimos.
Si reducimos nuestros pensamientos negativos hacia el objeto o situación temida, nuestra ansiedad se verá también reducida. Además, podrás comprobar que al no sentir tanta ansiedad, tu mismo dejarás de realizar conductas que eviten la situación fóbica, y podrás realizar tus tareas y actividades a pesar de que aquello a lo que temías esté presente.
Anímate a cambiar los pensamientos y conductas que te impiden continuar con sus qué haceres diarios. Si consideras que tiene una fobia o cree que puedes tenerla y no sabes cómo solucionar el problema, no dudes en contactar con un profesional que estará dispuesto a ayudarte con tu problema.
Haz lo que amas, ama lo que hagas
Toni Aznar
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