domingo, 25 de septiembre de 2016

No soy lo que digo: estrategias compensatorias



Todos tenemos cosas de nosotros que no nos gustan. Nuestro entorno nos hace creer que hay aspectos personales más deseables que otros. Entre las muchas estrategias que, en ocasiones utilizamos, estan las estrategias compensatorias o protectoras, que es la forma como contrarrestamos aquello que no nos gusta de nosotros mismos, intentamos ocultarlo alardeando de todo lo contrario.

Si ante una creencia irracional como “soy poco inteligente”, intento compensarlo dedicando un tiempo y esfuerzo exagerado al estudio y así dejar claro que no soy "poco inteligente o si me considero muy dependiente de mis amigos o parejas
.
Walter Riso nos da unos muy buenos ejemplos de como compensamos esas creencias irracionales:
   -Esquema o idea irracional: 
  1. si creo que soy tímido e inseguro lo compenso convirtiéndome en autoritario y cascarrabias
  2. si creo que no soy atractivo, me centro en el trabajo intelectual y criticar la belleza por superficial
  3. si creo que soy un fraude me muestro antipático y arisco para evitar que se me acerquen y lo descubran
  4. Si creo que soy poca cosa, me mostraré brillante y prepotente.

Esta forma de pensar parte de la hipótesis siguiente: 
 "Si utilizo estrategias compensatorias, será menos probable que el esquema o la creencia  negativa se haga realidad”. 
 Mediante esta forma de evitación, oculto el problema, creo una coraza que impide que mi incapacidad o aquello de lo que me avergüenzo se manifieste o, al menos, no se note.

Esta es otra prueba objetiva de que un cambio de conducta (conductual) no es útil ya que continuamos creyendo, temiendo a una determinada situación, pero el temor, la amenaza, lo amenazante no es ni está en la situación, está en nuestra cabeza. Hasta que no la eliminemos y la modifiquemos cognitivamente, continuará amargándonos la vida.

La evitación originada en el miedo, que no prudencia, es un caldo de cultivo para generar  esquemas, creencias o ideas irracionales intocables e inmodificables. Para contrarrestar esa evitación constate a ese miedo irracional lo haremos desde la aceptación. Aceptar lo que pueda ocurrir y alejarte un poco del principio del placer. Aceptar que el cambio te va a doler, que será incómodo.

Que no queramos desmontar un miedo, un temor, una creencia irracional de este tipo no hace más que alimentar la fuente de nuestro sufrimiento y aun así, no dejamos de quejarnos.

 
La mayoría de nosotros preferimos tapar el sol con el dedo.

La aceptación incondicional si que es una forma de trabajar cognitivamente, ya que produce una modificación en nuestro pensamiento, en nuestros esquemas o ideas irracionales que nos permitirán trabajar de forma consciente nuestros problemas durante las sesiones de terapia.

Para romper con la paradoja que Riso no indica, hemos de dejar de quejarnos, es la queja lo que alimenta la fuente de nuestra desdicha, así, prohibido quejarse, es la consigna que doy durante mis sesiones de terapia. En el momento que dejamos de quejarnos comenzamos a aceptar para lograr la aceptación incondicional de la realidad. Sí, para que funcione ha de ser incondicional.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

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