jueves, 4 de mayo de 2017

Aceptación incondicional de uno mismo y de los demás


Un aspecto muy importante para lograr un equilibrio y una madurez emocional adecuados es desarrollar y trabajar tanto la autoaceptación incondicional (aceptarse a uno mismo tal como es, con lo bueno y lo malo) y la aceptación incondicional de los demás.

 En una sesión, un paciente me pregunto al respecto de dichos términos y la aceptación incondicional de los otros desde un punto de vista racional sería tal que así:


-“...no debes rechazar nunca a nadie, porque nunca vas a encontrar al amigo perfecto, ni al marido perfecto ni el compañero de trabajo perfecto. Entonces como nunca vamos a encontrar a nadie perfecto, si lo que buscamos es eso y vamos rechazando a la gente que no es perfecta, pronto nos quedaremos solos y además, si buscamos la perfección en los demás también la buscaremos en nosotros mismos y pronto querremos rechazar también alguna parte nuestra que no nos gusta, y eso es más difícil de hacer no?”
Intentar conseguir la perfección es una batalla perdida porque todos los seres humanos somos imperfectos y la vida también es imperfecta. Albert Ellis dice en sus libros que tenemos que buscar la autoaceptación incondicional de uno mismo y de los demás. Hay que cuestionar/juzgar las acciones que cometemos pero no por ello todo nuestro ser o el de los demás. Las acciones que podemos cometer a veces son inadecuadas o acertadas pero eso no nos convierte en malas o buenas personas porque entonces estamos juzgando todo nuestro ser.

La creencia racional a todo esto sería: “soy un ser humano, un individuo único que está vivo y sólo por eso tengo gran capacidad para amar y como soy un ser humano soy imperfecto y me tengo que sentir orgulloso de ello. Cometer una equivocación no nos convierte en equivocación”.

A veces nos decimos a nosotros mismos: “es que no puedo soportar a esa persona porque es horrorosa, horripilante, no la aguanto!!!”. Aquí no estamos juzgando sus acciones sino todo su ser y además no tiene una base lógica porque si no pudiéramos soportar a esa persona nos moriríamos cuando estuviéramos a su lado y eso nunca ocurre, por tanto pensar eso es ilógico, exagerado y no es real. La creencia racional es que las acciones de esa persona no nos gustan pero eso no hace de toda esa persona alguien horroroso.

Los seres humanos tenemos básicamente dos opciones: aceptarnos condicionalmente o incondicionalmente. Cuando sólo nos aceptamos condicionalmente estamos dispuestos a querernos sólo si cumplimos una serie de condiciones (si soy buena madre, si soy guapa, si soy buena en mi trabajo…). Esto es un error filosófico que puede producirnos infelicidad porque somos seres falibles y vivimos en un mundo imperfecto. Es prácticamente imposible que mantengamos una sólida estabilidad emocional basada en logros externos. Por otro lado aunque consigamos un buen nivel de éxito, estar siempre arriba nos va a dejar exhaustos, sin capacidad de disfrutar. Hay que renunciar a calificar a las personas por lo que hacen.


Todos por el hecho de ser humanos y estar vivos, tenemos ya una gran capacidad para amar y por eso nos tenemos que aceptar incondicionalmente a nosotros mismos y a los demás. Un ejemplo de alguien que practica la autoaceptación incondicional de los demás es Jaume Sanllorente, dice que: “los enemigos no existen. Un enemigo es un amigo que tiene un problema”, cuando Jaume Sanllorente está amenazado de muerte por mafias de la India que se dedican al tráfico y explotación de niños, cosa contra la que lucha Sanllorente. 


Menudo grado de madurez eh?, a ver si nosotros lo logramos también algún día y dejamos de ver enemigos para convertirlos en amigos con problemas.


Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

1 comentario: