Por valores o actitudes racionales, los psicólogos cognitivistas entendemos aquella forma de entender el mundo, de interpretarlo, de captarlo, de vivirlo que nos permitirán poder disfrutar de los buenos momentos, superar los malos encontrando la parte positiva de ellos pues todo lo negativo tiene una parte positiva y estos valores o actitudes ayudan, y mucho, a encontrarla.
Son valores o actitudes que durante mis sesiones de terapia promuevo para que las personas se acojan a ellos. Lo más curioso de todo es que YA POSEEMOS ESOS VALORES la mayoría de veces, lo que sucede es o que no lo sabemos, o no los utilizamos adecuadamente o los practicamos en exceso o en defecto.
1. AUTOINTERÉS: Las personas emocionalmente fuertes tienden a estar primaria y fundamentalmente interesadas en sí mismas, y a poner sus propios intereses ligeramente por delante de los demás. Se sacrifican a sí mismos hasta cierto punto por aquellos que estiman pero no completa o totalmente. Es decir, cuidamos de los demás, nos entregamos a ellos, pero en su justa medida, sin olvidarnos de nosotros y nuestros deseos.
2. INTERÉS SOCIAL: El interés social normalmente es racional y sugiere una
autoayuda: si no actúamos éticamente, es poco probable que puedan crear el tipo de vida en la que ellos mismos puedan vivir felices y confortablemente. Por lo tanto, todo lo que yo trabaje por mejorar mi comunidad, defender los derechos de las personas hará que mi comunidad mejore y, por lo tanto, yo también me beneficie de esa mejora.
3. AUTO-DIRECCIÓN: Las personas emocionalmente fuertes,
tienden a asumir responsabilidades, principalmente de sus propias vidas, prefiriendo simultáneamente cooperar con los demás. No necesitan o demandan apoyo o socorro importante de los demás.
Dejan de lado la culpa, asumen su parte de responsabilidad y ni un poco más ni un poco menos, la justa. Esa asunción, los hace más libres ya que “ toman las riendas de su vida”. Ellos, y nadie más.
Tendemos a cooperar, en lugar de a competir, en la cooperación todos salimos beneficiados, en la competición, uno gana, el resto pierde. La cooperación “agranda el pastel a repartir”, la competición reduce y limita.
4. ALTA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN: Los individuos racionales s
e otorgan a sí mismos y a los demás el derecho a equivocarse. Incluso cuando rechazan abiertamente su conducta y la de los demás, se abstienen de condenarse a sí mismos y a los demás, como personas, por una conducta inaceptable o detestable. Las personas que no están atormentadas por una angustia emocional debilitante, tienden a cambiar las conductas desagradables que puedan, y aceptar las que no pueden, con la
sabiduría de saber la diferencia entre ambas.
Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no
puedo cambiar; valor para cambiar las cosas que puedo y sabiduría
para conocer la diferencia. (Oración por la serenidad)
5. FLEXIBILIDAD: Los individuos racionales tienden a ser flexibles en su forma de pensar,
abiertos al cambio, tolerantes y pluralistas en su visión de otras personas. No establecen reglas rígida e inamovibles acerca de ellos mismos y de los demás. No tienen ideas preconcebidas rígidas e intolerantes. No juzgan ni critican arbitrariamente, no discriminan ni son prejuiciosos.
Hasta aquí el primer grupo de valores racionales. Sin duda, tal como decía al principio, todos los poseemos, quizá no lo sabíamos, o sabiéndolo no los usamos adecuadamente o en algunos somos exagerados y en otros, más limitados.
Coge esta lista, revisa los que posees y valóralos desde el 1 al 10, dónde 1 significa nada o casi nada y el 10 mucho-muchísimo.
Haz lo que amas, ama lo que hagas.
Toni Aznar
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