martes, 28 de octubre de 2014

4 Valores o actitudes racionales (2 de 3)


Recordemos que por valores o actitudes racionales, los psicólogos cognitivistas entendemos aquella forma de entender el mundo, de interpretarlo, de captarlo, de vivirlo que nos permitirán poder disfrutar de los buenos momentos, superar los malos encontrando la parte positiva de ellos, pues todo lo negativo tiene una parte positiva y estos valores o actitudes ayudan, y mucho, a encontrarla, forman nuestra filosofía de vida.

1. Aceptar la incertidumbre


Los hombres y mujeres emocionalmente fuertes, tienden a reconocer y a aceptar la idea de que, aparentemente vivimos en un mundo de incertidumbre y probabilidades, donde no existen las certezas absolutas. Se dan cuenta de que a veces es fascinante y excitante, y desde luego no es algo terrible, el vivir en este tipo de mundo incierto y probabilístico. Disfrutan con un cierto grado de orden pero no exigen saber exactamente lo que el futuro traerá o les deparará a ellos mismos.

Si las certezas nunca han sido absolutas en toda la historia de la humanidad, hoy en día, la cosa poco ha cambiado. Excepto en el mundo de la naturaleza, donde los progresos científicos han dado respuestas a muchas dudas, en el resto de campos de la vida, poco hemos avanzado.

Por lo tanto, ante un incertidumbre constante, aceptar la incertidumbre como parte de la vida, nos permitirá reducir la presión que nos genera este hecho y gestionarla para encontrar la parte positiva, el lado estimulante que, en lugar de frenarnos, nos impulse.

2. Compromiso en búsquedas creativas


La mayoría de personas tienden a sentirse más sanas y felices cuando están vitalmente ocupadas en un proyecto ajeno a ellos mismos, y preferiblemente si tienen al menos un tema de interés creativo importante, además de algún compromiso humano principal, al que otorgan tanta importancia que planifican una buena parte de su existencia diaria en función de él.

Son proyectos que nos implican más allá de nuestra esfera profesional, son proyectos de vida, proyectos que dan sentido a nuestra vida,  un motivo para vivir y pueden encontrarse en ámbitos como la familia, el trabajo, el ocio, la amistad, las artes, las acciones sociales..., cualquiera de ellos es susceptible de aportarnos un porqué, que haga que nuestra vida sea más rica y enriquecedora.

3. Pensamiento científico


 Las personas tranquilas,  tienden a ser más objetivos, racionales y científicos que los intranquilos. Son capaces de sentir profundamente y actuar de manera concentrada, pero tienden a regular sus emociones y acciones reflexionando sobre ello y evaluando sus consecuencias, en función de hasta qué punto llevan o no la consecución de metas a corto y largo plazo.

Existe cierta confusión alrededor de la forma de ser racional. En ningún momento se pretender ser una persona fría e insensible, al contrario. Lo que se pretende lograr es una gestión emocional adecuada para cada situación. Cuando hablamos de inteligencia emocional, ésta solo se logra desde una perspectiva racional de la situación, donde las emociones y su intensidad son las más adecuadas, sin dejarnos embargar por emociones exageradas, sin sentido ni lugar, confundir las emociones que se están dando.
"No es lo mismo pasión que amor y muchas personas las confunden"

4. Autoaceptación

Las personas emocionalmente fuertes están contentas de estar vivas y se aceptan a sí mismas por el simple hecho de estar vivo y tener la capacidad de amar. Rechazan la búsqueda de medir su valor intrínseco en función de logros existentes, o de lo que otras personas puedan pensar de ellos. Simplemente eligen aceptarse incondicionalmente a sí mismos, e intentan por todos lo medios evitar autovaloraciones de su totalidad o forma de ser, intentando disfrutar en lugar de probarse a sí mismo.

Muchos de los problemas que tenemos a nivel psicológico vienen por no tener una adecuada autoaceptación de nosotros mismos. Constantemente nos percibimos como incompletos, faltos de virtudes, infravaloramos nuestras cualidades y sobre valoramos nuestras falta o defectos. Trabajamos nuestras debilidades, en lugar de trabajar y potenciar nuestras fortalezas.

Ante dicha situación, un enfoque apreciativo de nuestra persona es imprescindible. Este enfoque consiste en lo ya apuntado hasta ahora, apreciar lo que tenemos, nuestras fortalezas y virtudes. Comparándolas con las demás solo con intención identificativa, no valorativa, conscientes de que ya somos completos en nuestra imperfección que, además, es una de las características más humanas que existen: el ser humano es imperfecto por definición. A partir de aquí, podemos empezar a construir una auto-imagen, auto-concepto y auto-estima más madura, realista y adaptativa.


Valgo mucho más que todo aquello que pueda conseguir, la opinión de los otros la podemos tener en cuenta, principalmente si son persona de confianza, pero no tomarlas como si fueran irrebatibles, que una gran mayoría de personas piensen que una cosa es cierta, no le concede la cualidad de cierto.

Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

2 comentarios:

  1. Cuatro valores básicos para una buena salud mental. Aceptar que no controlamos todo es uno de los más comunes y más difíciles de conseguir. Esa resistencia nos impide salir de nuestra zona de confort y entrar en la zona de aprendizaje, perdiendo de este modo muchas oportunidades y, por tanto, probabilidades de tener más "suerte" (que yo llamo éxito).

    Es muy interesante la parte en la que comentas que es mejor fortalecer los puntos fuertes que tenemos. Desde siempre se trata de fortalecer lo que tenemos débil, pero desde luego es más fructífero potencial las cosas buenas que tenemos.

    Por último, respecto a "la opinión de la mayoría no es la verdad" cabe mencionar los experimentos de conformidad con el grupo de Asch, que puedes verlo en uno de los artículos de mi blog http://psicologia-rm.blogspot.com.es/2013/12/experimentos-psicologicos-mas.html donde se demuestra la capacidad de manipulación del grupo, y viene a confirmar precisamente lo que comentas en tu artículo.

    Un estupendo trabajo! Un saludo

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    1. Cierto,Rocío, en ocasiones confundimos comodidad o confort con felicidad, pero la emoción, la diversión, es estímulo está fuera, fuera de esa zona de confort, que, además, nos genera una falsa seguridad que nos dificultar salir de ella.
      Desde luego, que el experimento de Asch es un clásico entre los clásicos y de forma muy clara y precisa, muestra esa influencia social que nos impulsa en algunas direcciones, muchas veces con poca reflexión al respecto.
      Un abrazo.

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