lunes, 1 de febrero de 2016

Reaccionar con tolerancia ante los problemas

Desde los años 50, la tolerancia se define generalmente como un estado mental de apertura hacia el otro. Se trata de admitir maneras de pensar y actuar diferentes de aquéllas que uno mismo tiene.
"La mayor fuerza de la humanidad no consiste en armas de fuego, puños, ni en un poderío militar, sino en la capacidad de tolerancia. Todo tipo de fuerza debe inclinarse delante de quien tolera."(Maestro Hsing Yun)
Os dejo unos consejos para que solucionéis vuestros problemas utilizando la tolerancia, no solo hacia los otros, sino que también hacia uno mismo y hacia nuestro mundo.

Cuatro principios para la tolerancia


1. No responder a las blasfemias


Cuando somos insultados, provocados o acusados injustamente debemos responder con el silencio. Si respondemos de la misma forma cuando somos víctimas de la blasfemia, nos igualamos con aquellos que nos insultan, rebajando nuestro nivel. Si nos mantenemos en silencio usándolo como arma contra las blasfemias, evocando la conciencia de quien las pronunció, esta fuerza es, naturalmente, mayor. (La Psicología cognitiva dice al respecto, “no te hace daño lo que te dicen, sino lo que te dices a ti mismo sobre lo que te dicen”).

2. Mantenerse calmo frente a los infortunios


Cuando nos encontramos con personas que nos quieren incomodar derrumbar u oprimir, debemos enfrentarlas con calma, evitando cualquier confrontación. No responder con un puñetazo cuando se recibe uno, ni responder con un puntapié cuando se recibe otro, pues de esta confrontación nadie sale vencedor. La Psicología Cognitiva en este caso promueve ideas racionales del tipo “me gustaría, preferiría, que las personas fuesen más educadas y consideradas conmigo, pero como sé que no todo el mundo es como a mi me gustaría, acepto la situación y no le doy más importancia de la que tiene”.

3. Compasión frente a la envidia y el odio



Frente a la envidia y el odio de otros no debemos responder igualmente con odio y envidia, sino con corazón abierto y alma compasiva, ofrecer nuestra amistad y mostrarles nuestra intención pacífica, demostrando así la aceptación incondicional y entenderlo como un “amigo con un problema”.

4. Gratitud frente a las difamaciones


Si alguien nos insulta y difama, no nos enojemos con quien lo provocó, sino que hay que acordarse de los beneficios que esa persona nos proporcionó en el pasado y ser agradecidos por eso. Principalmente, no olvidemos que:
"...en el fango más inmundo crece la impecable flor de loto."

 Haz lo que amas, ama lo que hagas

Toni Aznar

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